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jueves, 27 de abril de 2017

Hacia Egipto


Hacia Egipto



            Escribo esta crónica viajera a bordo mismo del avión que me traslada el 26 de abril de 2017 desde Madrid a El Cairo, ciudad que visito por quinta o sexta vez. Sin duda, la civilización faraónica tiene un gran atractivo para mí, tanto que en su día tenia firmado un contrato con una prestigiosa editorial madrileña para escribir una guía turística de este atractivo e interesante país, y que no vio la luz, porque la editorial dejó de publicar libros dedicados al sector turístico. No cejo en el empeño.


            En pleno vuelo me ofrecen un ejemplar del periódico “The Egyptian Gacette”, que es el diario más antiguo de oriente medio que se publica en inglés. El tema de portada y de su editorial es la visita que mañana viernes piensa hacer el Papa Francisco a Egipto, como hombre de paz, tratando estos temas con el actual presidente del país, el general Sisi, el Patriarca Ortodoxo de Alejandría, el papa Alejandro II y con el muftí de Egipto, la máxima autoridad religiosa del país de los faraones. El editorial recalca el encuentro como un deseo de paz tras los desastrosos atentados contra los cristianos coptos hace unos días en el que murieron 36 personas. (El 10 % de la población egipcia es cristiana copta). De hecho, el 24 de abril fue la celebración del evangelista San Marcos, evangelizador de Egipto.


            Libros de España y de mi tierra extremeña se hallan en la Biblioteca de Alejandría, prestigiosa entidad que he tenido la oportunidad de visitar en dos ocasiones, siempre por sugerencia e invitación de mi amigo Hamdi Zaki, que fuera durante años director de la Oficina de Turismo de Egipto para España y Portugal, y también en los Estados Unidos, y que ha pronunciado conferencias sobre Egipto por toda España, incluido en Navalmoral de la Mata y recientemente en el Hogar Extremeño de Madrid, de la Gran Vía, del que uno tiene el honor de ser su vicepresidente. Hamdi es buen amigo que programa ahora una magna exposición sobre los Tesoros de Tutankamon en Extremadura, bajo los auspicios del Gobierno regional.


            Es triste que unos cuantos desalmados, por no sé qué locos pensamientos, decidan cometer asesinatos en masa, hundiendo la economía del país de los faraones. Lo dice bien claro el último párrafo del editorial de La Gaceta Egipcia: “Líderes como estos (que durante estos días se reúnen en el Cairo) son la esperanza para la coexistencia en lugar de propagar los sueños de la guerra que promueven grupos fanáticos”


domingo, 9 de abril de 2017

Extraordinario concierto en el Monasterio de Yuste




            He sido invitado por la Academia Europea de Yuste al concierto que el Coro Amadeus dio ayer en el Real Monasterio con motivo del 25 aniversario de la creación de esta prestigiosa institución extremeña a la que pertenecen hombres y mujeres del Viejo Continente de todos los saberes.


            Me viene a la memoria, personas tan prestigiosas como el pintor Antonio López o el comisario europeo y ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja Aguirre, proclamado premio Carlos V del presente año; la presidente de la Academia de España, Margarita Salas, los portugueses Joaquim Verísimo Serrao (historiador) o la pianista María Joao Pires; el historiador inglés Paul Preston, o el que fuera director general de la UNESC , Federico Mayor Zaragoza y entre los ya fallecidos, el italiano Umberto Ecco, el presidente checo y escritor, Vaclav Havel, el músico azerbayano Mstilav Rostropovich o el luxemburgués Gasthon Thorn.


            Yuste es desde la creación de la fundación, en 1992, un referente en la cultura europea, y su actual director Juan Carlos Moreno Piñero, ha querido que el Coro Amadeus, de Puebla de la Calzada (Badajoz) dirigido por el maestro Alonso Gómez Gallego, diera un concierto que recordarán, con agrado, todos los asistentes.


            Compartí audición con el embajador de Francia, Yves Saint Geours, al que acompañaba su esposa, que era la primera vez que se encontraba en este precioso recinto del Palacio y Monasterio de Yuste que son parte del Patrimonio Europeo.



            El Coro Amadeus, compuesto por 22 mujeres (dos de ellas solistas: María del Mar Machado y Gloria Jaramillo), y 22 voces masculinas, muy bien estructurado, fue una sorpresa agradable para el público que rebosaba la iglesia del monasterio. El concierto fue presentado – y a veces interpretado como la poesía en castúo de Gabriele y Galán “¿Ondi jueron?”- por el músico y folclorista Emilio González Barroso.


            Fue un magnífico recital de música de compositores actuales, como el caraqueño Miguel Astor, nacido en 1958, quien compuso la parte musical de “O sacrum convivium” siguiendo la tradición cristiana; la pieza “Dulcissima Maria” fue toda una sorpresa para el respetable, pues el director sacó al coro de su lugar habitual y lo distribuyó en los muros del templo: en el de la Epístola, los hombres; en el del Evangelio, las mujeres. Fue algo muy original. Tras el “Onfi jueron” de Gabriel y Galám, hubo piezas de gran altura para mí, como la extraordinaria interpretación de “Infierno y gloria”, de Federico García Lorca, del granadino Ricardo Rodríguez, fallecido hace dos años. La última pieza del repertorio fue el Zorongo gitano, recogida de la tradición real por García Lorca. Puso broche final, con los asistentes en pie la Oda a la alegría, texto de Schiller, con música de Beethoven lo que hoy es el himno de Europa. Intenté grabarlo y lo dejo aquí testimonio para gusto de todos. ¡Magnífica interpretación de las dos solistas!


            A la salida, en los bajos del Palacio de Carlos V, tuve la suerte de encontrarme con el anterior director de la Academia, mi buen amigo Antonio Ventura Días, y con dos compañeros cronistas: el de Galisteo (Cáceres), Francisco Jesús Valverde Luengo y el de Esparragosa de Lares, Víctor Guerrero Cabanillas, médico y estudioso del músico Hernando Franco, natural de su pueblo, y que trabajó en la época renacentista del siglo XVI en las catedrales de Guatemala y México, siendo considerado el primer compositor de música catedralicia.


Sin duda alguna, mereció la pena hacer 240 kilómetros para estar presente como invitado en este magnífico acto cultural.