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viernes, 20 de febrero de 2009

Ser extremeño


19 de febrero de 2009

Aún estoy emocionado por haber participado en “Ser extremeño”. Me he visto rodeado en un pueblo de la sierra de Madrid arropado por hombres y mujeres que son de mi tierra o que llevan a mi tierra en el corazón. Hacen de verdad “extremeñidá”, una palabra que no existe en el vocabulario, pero que cualquier extremeño sabe lo que significa.
En un apartado lugar de El Berrueco, al norte de Madrid, en Aldea Santillana, http://www.aldeasantillana.com/ propiedad del extremeño Fernando Armendáriz Carapeto, hombre que sabe lo que es una dehesa y que la siente en su corazón, se presentó el libro “Ser extremeño”, una serie de 24 entrevistas hechas por Enrique Beotas o sus dos Sergios: Casquet y Sánchez, y el eficacísimo Luis Sinde, en su programa de radio “La Rebotica”, que sale a las ondas en la COPE, un programa que yo había oído hablar de él gracias a que mi amigo Juan Manzano. Un tiempo mi jefe y ahora buen compañero, había ganado un premio literario de cuentos que escribía mientras le dejaba tiempo sus asuntos en el departamento de prensa del turismo de España.
Pues bien desde Cristina Almeida, pasando por el futbolista Adelardo Rodríguez o Juan de Dios Román, hoy presidente de la Federación Española de Balonmano, o el pintor Eduardo Naranjo, o el cantante Luis Pastor o el actor Alberto Amarilla, o mi jefe en el equipo del Comité de Expertos Marca Extremadura, Diego Hidalgo, un buen invento de la vicepresidenta de la Junta Lola Pallero, casi paisana de Arroyo de la Luz, y… así hasta 24. Es el sentir del pueblo extremeño a través de las conversaciones de hombres y mujeres que han sabido reflejar la Extremadura de hoy con visos del futuro.
Presidía el acto – no podía ser menos, Guillermo Fernández Vara, quien en su discurso contó una preciosa anécdota de la Tía María. Iba a realizar una visita a uno de los 300 pueblos de la Extremadura rural; había hecho encajes de bolillos para poder estar en esa visita, y la tarde anterior le llama el alcalde para pedirle que no fuera a su pueblo porque no le iba a recibir nadie. Todos estarían en el entierro de la Tía María y no querían saber nada ese día de la visita oficial del presidente del Gobierno regional. Y Guillermo comprendió que cualquier señora María o cualquier señor José era para su gente muchísimo más importante que el presidente de la Junta de Extremadura. Así es mi gente, así es mi tierra.
Anoche me sentí feliz por ser uno más de esa estirpe de gente que lucha a brazo partido en la tierra o fuera de ella – como es mi caso. El terruño es referencia en la intrahistoria personal de todos y cada uno, pero por ser extremeño, uno es español y universal. Desde la actividad profesional de todos y cada uno se refleja ese buen hacer del trabajo por sí mismo, por su familia y por la gente de su tierra: Orgullo de SER EXTREMEÑO. Amén.

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