Aún vengo impresionado por la hora y diez minutos que
ha durado la interpretación de la Tercera Sinfonía de Mahler en el Auditorio
Nacional, bajo la batuta de su titular el indio Zubin Mehta, concierto de la
Serie Barbieri de Ibermúsica, al que he sido invitado al patio de butacas por
un “módico” precio de 140 euros.
Espectacular y extraordinario concierto, con el público puesto en pie y
haciendo salir al maestro hasta cinco veces para agradecerle el buen rato para
el espíritu que hemos pasado: No fue “mahler”, sino “excelenter”.
El espectador ha podido ver el diálogo de un agnóstico ante la creación;
un diálogo del hombre con la naturaleza los pájaros, al dios pan, donde
todos cabemos. Ha sido extraordinario cómo el maestro Mehta era capaz de
conjugar las cuerdas, el viento, la percusión. Ha sido toda una maravilla.
La Orquesta del Maggio Musicale Fiotrentino estaba al completo, con todos sus
maestros, Durante la interpretación de la Sinfonía destacaron por su labor los
percursionistas y el trompetista, sacándolos a saludar el director, como lo
hizo el Orfeón Donostierra y los Pequeños Cantores de la Jorcam (Joven Orquesta
de la Comunidad de Madrid), destacando la buena interpretación de la
solista Lioba Braun.
La sala estaba al completo, pues para algunos era el mejor concierto de los
doce programados. Por allí vi al antiguo ministro de Economía, Carlos Solchaga,
y el que fuera secretario de Estado de Cultura con Aznar, el poeta y
académico de la Lengua, Luis Alberto de Cuenca. En resumen, un concierto digno
de recordar.
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