Ayer fue una tarde para “madrileñear”
por la capital de España. Lo primero fue acudir a comer el mejor cocido
madrileño del mundo, según los expertos gastrónomos, a la barriada popular de
Vallecas, concretamente al restaurante “La Cruz Blanca”, montado allí por un
empresario asturiano, Antonio Cosmen, que recientemente recibió un premio de la
Academia de la Tapa Española, por su famoso plato conejo al ajillo.
Ver
la crónica en el siguiente enlace:
En esa reunión de amigos gastrónomos
se habló de que allí se servía el mejor cocido madrileño. Como ayer mismo había
llegado desde Boston un buen amigo mío, español, pero residente en esta ciudad
norteamericana, y amante de la buena mesa quise llevarle hasta allí, donde el
Rey don Juan Carlos había ido a comer este plato.
Pedimos el cocido y puedo decir,
como amantes de la cocina de nuestro país, y como futuro académico de la Academia
de Gastronomía Extremeña, de la que tomaré posesión el próximo día 29 de
octubre en Cáceres, que la sopa estaba tan rica que se me ofreció repetir y lo
hice. Después llegó el segundo; aquello no era un segundo, sino un tercero y un
cuarto sumados, pero los garbanzos estaban extraordinarios. Un vino madrileño,
medalla de oro regó el espléndido almuerzo, al que acompaño después un orujo
artesano hecho ex profeso en Asturias para Antonio Cosmen. Todo un detalle.
Una Menina de chocolate
La segunda parte de la tarde la pasé
dentro del singular edificio de “Platea”, en la Plaza de Colón, concretamente
entrada por la calle Goya, 5-7. Allí hubo un singular estreno gastronómico: La
presentación de las Meninas de Madrid, en chocolate, diseñadas por el maestro
chocolatero Christian Kobylanski, sí un joven de Madrid - Madrid, aunque su
apellido sea polaco. Christian estuvo acompañado por Felipao, un artista
plástico que ha diseñado unas meninas poliédricas, que ha expuestos por todo el
mundo y que allí la bautizó de crema de chocolate. Toda una perfomance. Este
será el nuevo recuerdo dulce de la capital de España.
Las Meninas de Madrid rinden
homenaje a esa historia de 1520, con la traída del chocolate a España desde
México por mi paisano Hernán Cortés. Otros países nos han comido el terreno en
elaborar este producto tan hispano. Y cuanto aquí la historia que traslado a
todos el joven obrador hispano-polaco: “El
chocolate es un producto español con 500 años de historia, pues fue España
donde se mezcló con azúcar el cacao traído de América. En el siglo XVI, la
Corte española convirtió en costumbre tomar chocolate y lo dio a conocer al
resto de Europa. En Madrid, la pasión por el chocolate llegó a provocar
conflictos incluso con la Iglesia católica por si se podía calentar y consumir
chocolate en los templos. Tal es la importancia del chocolate en España que hay
quienes apuntan a que lo que beben las meninas de Velázquez en el cuadro es una
taza de chocolate caliente”.
Lo que se ofrece, ahora, como producto típico de
Madrid en esta ocasión es la combinación perfecta entre chocolate puro, crema
de avellanas sobre una base de crujiente y un toque a caramelo de violetas, tan
típico de la villa de Madrid.
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