El cronista ha pasado una jornada por Badajoz para
acudir, como miembro de la Academia Extremeña de Gastronomía, a una reunión en
su sede de la Plaza Alta. Esta ha sido remodelada en los últimos años y forma
parte ya del ambiente cultural y turístico de la ciudad.
Antes de entrar a la sede de la
Academia tuve el gusto de pasarme por las Casas Mudéjares, las casas más
antiguas de esta parte de Badajoz, situadas en la Plaza de San José. En una
placa colocada en la misma fachada, en la que se ofrece una ruta de las plazas
y edificios singulares de Badajoz se puede leer lo siguiente: “CASAS MUDÉJARES. Son las viviendas más
antiguas que hoy se conservan del Badajoz pasado. Originarias de finales del
siglo XV o inicios del XVI, pertenecen al conjunto de edificaciones porticadas
que en la etapa medieval formaban la plazuela de San José, sede del zoco y
mercado, acogiendo talleres y artesanía. Su estilo le confiere un alto valor
tipológico e histórico, y hace de ellas muestra muy representativa de la
arquitectura de su tiempo”.
En estas Casas donde está instalada
la Oficina Municipal de Turismo, donde una joven muy amable me fue indicando
los lugares más turísticos de la ciudad. No le quise decir que yo viví en ella,
enfrente del antiguo Vivero en el verano de 1974… pero cómo ha cambiado, para
bien.
La joven profesional me dice que hay
que visitar Alcazaba, la más extensa de Europa; la Plaza Alta, el Museo
Arqueológico Provincial (antiguo palacio de los Figueroa), la Biblioteca de
Extremadura, instalada en el antiguo hospital militar; la Torre de
Espantaperros y más en el centro de la ciudad, la preciosa catedral de San
Juan, con su famoso Museo catedralicio; el Ayuntamiento, y un poco más allá el
Museo de Bellas Artes o el Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, situado
en la antigua cárcel y cuyo director Antonio Franco ha fallecido recientemente.
Antonio fue, hace años, uno de mis 16 compañeros en el Grupo de Expertos de
Marca Extremadura. Para terminar la visita sobre el papel del mapa, en la
oficina de turismo, me recomendó bajar al Puente de Palma con su famosa puerta,
símbolo de la ciudad de Badajoz, sin olvidarse de los baluartes, tipo Vauban,
que rodean el perímetro antiguo del casco urbano. Badajoz es poco conocida
turísticamente, pero yo recomiendo hacerle una detenida visita. Se llevarán una
agradable sorpresa.
Tras los actos internos de la
Academia Extremeña de Gastronomía, donde recogió su diploma y su collar el
compañero académico Sergio Castillo, un magnifico sumiller, collar impuesto por
el presidente Francisco Sauco.
Un poco más tarde, el grupo de académicos
se reunió en uno de los restaurantes señeros de la ciudad badajocense: El
Lugaris, donde un magnífico equipo formado por Javier García en la cocina y de
Ángel Pereita, en la sala, ofrecieron un concierto de sabores extremeños, compuesto,
por entrantes, a base de mousse de pasta de ibérico ahumado (extraordinaria) y
prueba de chorizo, más boletus con torta de Barros, carpaccio de presa ahumada con aceite, arroz
de matanza con carrillera y morcilla, y como plato fuerte una excelente pluma
de ibérico con cebolla caramelizada, para ser acompañada con vinos “Puerta de Palma”, del académico Marcelino
Díaz. www.madiaz.com Hay que reconocer que Javier es un director de la
orquesta de los sabores de esta tierra “ejtremeña” que sabe dar a cada uno el
toque suficiente para que armonice en la boca. Al final, un apretado aplauso de
los comensales concluyó el encuentro de manteles. www.restaurantelugaris.es
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