Como dije en mi último artículo (no
me gusta decirle “post”, ¡vaya “palabro”!) viví unos doce años en la preciosa
isla de Mallorca, cuando estuve como periodista en el Diario “Baleares” y uno
de mis cometidos profesionales fue informar de las actividades de la Familia Real.
Esta tarde de domingo he hablado con
un amigo y compañero mallorquín, del fotógrafo y empresario Sergio Rodrigo de
la Mata, con el que compartí quehaceres profesionales junto a Pedro Prieto,
fundando la agencia de prensa Mallorca Press que difundió numerosos reportajes
de la isla en la prensa española, así como de los famosos de toda condición que
pasaron por la isla.
Hacia muchísimos años que no hablábamos
y nos hemos reencontrado. Me ha enviado una foto que yo tengo perdida entre mi
numerosa documentación mallorquina en mi casa de Madrid o en la de mi pueblo de
la villa cacereña de Las Brozas. Se trata de una foto con un jovencísimo Felipe
de Borbón y Grecia, en la que aparecemos dos periodistas y varios fotógrafos de
la prensa mallorquina, todos ellos amigos y ya retirados. En la foto se hizo en
el Club de Mar, centro al que acudía el joven príncipe a sus clases de vela en
Óptimist. Fueron muchas las anécdotas personales que viví con esta real familia.
En este caso concreto nos
encontramos un día con el Príncipe y le pedimos que posara con los que cubríamos
la información. De izquierda a derecha éramos: Juanet (Fotógrafo del diario
Baleares); un servidor, Sergio Rodrigo, cofundador conmigo de la agencia
Mallorca Press; el Príncipe, Willy, de Diario de Mallorca; Tomás Monserrat,
fotógrafo de Última Hora; Lorenzo Frau, fotógrafo de Diario de Mallorca y Juan
Torres.
Y esta histórica fotografía para mí
tiene otro recuerdo más: Se trata de que una tarde tenía una doble audiencia
con el Príncipe en el Palacio de la Zarzuela: Una con la Real Asociación
Española de Cronistas Oficiales (RAECO) y otra con la Federación Española de
Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET), por formar parte de sus juntas directivas
nacionales. Pero en la noche del 5 de noviembre de 1997 el río Rivillas de la ciudad
de Badajoz se desbordo y causó 25 muertes en Extremadura. Se pospuso una
audiencia, la de los periodistas, porque el Príncipe tenía que ir a la mañana siguiente
a la capital pacense. Regresó a Madrid en helicóptero por la tarde y nos recibió
a los cronistas. En la audiencia me habló de la tragedia a pregunta mía y me
dijo si tenía algún familiar entre los muertos y desaparecidos; le dije que no,
pero que como extremeño tenía un tan dolor y sufrimiento.
La anécdota era que le había preparado
una fotografía en la que se le veía de niño. Me dijo “Haz el favor de dármela, que no la tengo”, Le respondí que esa
foto no se la daba porque era una fotocopia en color y estaba doblada en cuatro
partes por haberla guardado en el bolsillo de la chaqueta, ya que la foto
original era grande y, por protocolo, no podía traerla. Le comenté que tendría
en breve otra audiencia, que esa tarde estaba anulada y le prometí que se la
traería. Pasaron unas semanas – no me acuerdo cuantas y regresé a La Zarzuela
con los periodistas de turismo. Tras el acto oficial, hubo un rato distendido
de charla y le saco la fotografía, pequeña, ya para que me cupiera en el bolsillo.
No tardo en pedírmela, observarla con detenimiento y comentarla. Le pidió a un
ayudante que la cogiera y así guardarla en su colección privada de fotos de la
infancia.
¡Cuánto le agradezco a Sergio que en
la tarde del domingo me la haya hecho llegar por Whattsapp! ¡Qué inventos!
Tu artículo de hoy, querido Paco, me da pie a comentar que el Rey Felipe VI es el mejor relaciones públicas del Estado, lo cual facilita tremendamente su función Institucional de Jefe del Estado, por tanto, representante de todos los españoles y de la unidad nacional; de mediador y de moderador en la vida política; y de Embajador de España ante el mundo.
ResponderEliminarHace unos pocos años, un familiar muy allegado a mí, tuvo la oportunidad de compartir unos momentos con Felipe VI, en una visita en la que había muchas otras personas de todas las escalas sociales, y de diversidad de pensamiento; y este familiar mío, fue testigo de algunas de las habilidades sociales del rey, que dejaron a todos una gratísima impresión de él: Mira a todos los que le rodean, y mantiene una clara actitud de escucha. Siempre comenta lo que le dicen, destacando los aspectos positivos de lo que le transmiten.
Es decir, que nuestro rey no desmerece a nadie y tiene en cuenta positiva a todos, incluso a sus enemigos. El rey Felipe VI es un caballero y una persona que actúa en sus labores Institucionales con buena fe.
Me cuesta encontrar entre las personalidades de Estado en Europa, a un estadista tan responsable, tan sensible y tan humano, y con unos valores democráticos tan sólidos, como nuestro rey Felipe VI.
Buenos días a todos, y gracias, amigo Paco, por la oportunidad.