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viernes, 22 de abril de 2016

Homenaje a Santiago Castelo en forma de libro


 

 

            Me envía mi amigo Ricardo Hernández Megías un libro – que quiero pagar porque los beneficios serán donados a las obras del templo de la Virgen del Rosario en Torrejón de Ardoz- titulado “Santiago Castelo, el poeta de la memoria dulce”, un verdadero homenaje al periodista y escritor José Miguel Santiago Castelo, nacido en la localidad pacense de Granja de Torrehermosa  en 1948 y fallecido en mayo del año pasado en Madrid y

            Conocí a Santiago Castelo durante mi etapa mallorquina una noche en el que él como corresponsal de ABC en los veranos de la isla, y yo como periodista del diario Baleares, entrevistamos (mejor hablábamos) con Soraya, la princesa de los ojos tristes, y primera esposa del Sha de Persia, una noche antes de una cena allá por el Puerto de Andratx. Ambos cubríamos la información real en la etapa veraniega.

            Castelo era muy amable, con formas antiguas, pero con una calidez en su vozarrón de extremeño, que nos hizo que nos lleváramos estupendamente bien desde un primer momento.

            Segunda escena: Regreso a la península en 1987, para trabajar en la Secretaría de Turismo, y al albur de un encuentro con el común amigo Rafael García-Plata, nos reencontramos en el Hogar Extremeño de Madrid, en la Gran Vía 59, de la que ahora tengo el honor de ser su vicepresidente.

            Santiago, acompañado de su padre, don José, y de su hermana Lola, a la que le dedicó uno de su mejores poemarios “La hermana muerta”, fallecida de un infarto en mayo de 2009, pasaba muchas veces por la sede para estar presente en algún acto cultural de los muchos que organiza al mes la casa extremeña.

            Tercera escena: Salón de actos de la Casa Cultural de Granja de Torrehermosa, donde se nombró a José Miguel Santiago Castelo socio de honor de APETEX, la Asociación de Periodistas y Escritores de Extremadura. Recuerdo aquel día que José Miguel estaba muy emocionado al recibir un premio en su propio pueblo, aquel que ya era Medalla de Oro de Extremadura y premio de Periodismo Julio Camba, otorgado por su periódico ABC. Su gente le quería tanto, que un paisano suyo llegó hasta la barra del bar donde desayunábamos y le ofreció, como presente, una bolsa llena de espárragos trigueros, producto granjeño que Castelo aceptó encantado. Hombre culto y popular; desde las relaciones con la realeza, hasta hablar con los más sencillos del lugar. Hombre llano y cultísimo en la pluma, así era nuestro José Miguel Santiago Castelo.

 

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