Caía agua, mucha agua, mientras un
numeroso grupo de aliseños, residentes en Madrid y otros llegados en el mismo día
en un autobús desde Aliseda, celebraban un homenaje a la Virgen del Campo, Patrona
de este pueblo cacereño, del que fue cura párroco uno de mis primos de Hinojal,
Isaac Macarro Flores, posteriormente rector del seminario de la diócesis de
Coria-Cáceres, y muy querido y recordado en el pueblo. Por cierto, uno desde la
terraza de su casa en Brozas, que mira hacia el sur, veo el vecino pueblo de
Aliseda.
Con presencia de la presidenta de la
Hermandad de la Virgen del Campo y el cura párroco de la villa, se celebró en
la ermita de Nuestra Señora del Puerto, Patrona de Plasencia, una misa cantada
por el grupo de Coros y Danzas “La Encina” de la Casa de Extremadura en Pozuelo
de Alarcón, acudiendo al acto su presidente y también presidente de la Federación
de Asociaciones Extremeñas en la Comunidad de Madrid (FAECAM), Nicolás Batalla.
Al final del acto religioso la inmensa
mayoría de los asistentes subieron al camarín para besar el manto de la Virgen
porque como dice una estrofa de la Salva a la Virgen del Campo:
En el pueblo de Aliseda
la Virgen del Campo tiene
en el pueblo de Alisea
a todos los aliseños
rezando ante su Reina
En un pueblo que tiene, según datos
oficiales, 1.984 habitantes, pertenecen a la Cofradía de la Virgen del Campo
cerca de 700, según me informó su presidenta, Amparo Durán. De ahí su mucho
amor por la Virgen del pueblo que les vio nacer. Al acto acudieron, a la
llamada del aliseño Valeriano Cotrina, más de 100 personas en la ermita, y a la
comida de hermandad que se celebró en el restaurante “La Carmela”, junto a la
Puerta del Sol en la Calle Victoria, 30 personas más de las que se habían
apuntado. ¡Un gran éxito!
Esta barroca ermita de Nuestra
Señora del Puerto fue mandada levantar por el primer Marqués de Vadillo
Francisco Antonio de Salcedo, al arquitecto Pedro de Ribera entre los años 1716
a 1718, autor de numerosos edificios públicos madrileños, entre ellos la
iglesia de San José de la calle Alcalá. La razón fue la devoción que tenía el
marqués por la Virgen del Puerto, Patrona de Plasencia, ya que había sido
corregidor (alcalde ) desde 1689 a 1696.
Para saber más: http://www.ermitavirgendelpuerto.es/
UNA
MINIRUTA TURÍSTICA POR MADRID
Antes de llegar al almuerzo en el
restaurante “La Carmela”, uno tuvo la oportunidad de hacer tres escalas
culturales. La primera en el denominado túnel de Napoleón: El túnel que el rey
José Bonaparte mandó excavar en 1811 al arquitecto Juan de Villanueva –constructor
del Museo del Prado- para ir sin peligro desde el palacio real hasta la Casa de
Vargas, situada en la Casa de Campo, donde él vivía por seguridad, y que se abrió
para que lo visite el público en 2011.
La segunda parada me la ofrece mi
propio teléfono móvil, donde tengo una aplicación que se llama “Historia” y que
cada vez que me acerco por un sitio de Madrid se me abre y me cuenta, en breve
espacio lo que hay allí. En este caso “el
Asilo de Lavanderas que estaba situado en la Glorieta de San Vicente y fue mandado
construir en 1872 por la reina María Victoria, esposa de Amadeo de Saboya. La
finalidad era recoger a los hijos menores de cinco años de las lavanderas que
acudían al río Manzanares” Una imagen de la inauguración puede verse dentro
de la estación del intercambiador de Príncipe Pío y allí me asombro al conocer que
cuando se estaba haciendo las obras del metro, los ingenieros se encontraron un
yacimiento paleontológico de unos 15 millones de años; sí, he dicho bien 15
millones de años, de la época Aragoniense medio, del Mioceno, con una exposición
de la reproducción de una mandíbula de un rinoceronte de Madrid, denominado “Hispanitherium matritense”.
Y la tercera fue en la estación del
metro de Ópera, donde se halla el museo “Los Caños del Peral”, un magnifico
centro de interpretación que da cuenta que el suelo antiguo de la plaza de la
Ópera se encontraba a ocho metros inferior al
suelo actual. Por allí pasaba el
riachuelo de El Arenal, que recogía las aguas sucias de los barrios de Madrid y
las vertía fuera del desnivel que hay entre el Palacio Real hacia el río. En
unas obras para el metro en 1925 se halló parte de un acueducto que llevaba el
agua desde la zona de Amaniel, en la actual Dehesa de la Villa hasta el Palacio
Real, los monasterios de la zona y las casas vecinas, descubrimiento que se
ampliaron en 2009 para hacer más obras del Metropolitano. Son obras que datan del
siglo XVI, y que están muy bien explicadas con tres vídeos que rememoran el
lugar y que se puede ver gratuitamente los fines de semana, así como restos del
acueducto y de la fuente “Los Caños del Peral”, de estilo renacentista, a donde
iban los aguadores para llevar las aguas limpias hasta las casas.
Sin duda un viaje muy ilustrativo tras
pasar una mañana con la Virgen del Campo, Patrona de Aliseda (Cáceres)
No hay comentarios:
Publicar un comentario