El último día de enero ha sido dedicado al buen comer y
beber. Me explico. Tuve la oportunidad de almorzar en el restaurante Viridiana,
de uno de los más prestigiosos cocineros españoles, Abraham García, que ha sido
maestro de algunos de los actuales nombres de la cocina española, como el
también famoso Dabiz Muñoz.
El restaurante Viridiana, situado cerca de El Retiro y
del Paseo de El Prado, y al que le da nombre la famosa película de Luis Buñuel.
Abraham ama las películas del director aragonés, no en balde en todo su local
muestra imágenes de ellas, incluso en las escaleras hay varios títulos destacando,
para mí como extremeño, el de “Las Hurdes, tierra sin pan”, una película
que es un documental de 1933 sobre esta comarca cacereña, donde los hurdanos no
salieron muy bien parados por el director cinematográfico.
Hace
ya muchos años, en un acto al que acudí en el Colegio de Médicos de Madrid,
junto al Museo Reina Sofía, estaban los anteriores reyes de España y algún
acalde hurdano intervino para comprometer a Juan Carlos para que hiciera una
visita, rememorando la que hiciera su abuelo Alfonso XIII a las Hurdes. Juan
Carlos tomó el reto y llegó a visitar esta preciosa tierra, donde a los mayores
se les tiene por costumbre de tratarles de vuecencia, como yo lo oí una tarde
en el Gasco a un anciano que hacía cachimbas de piedras de un volcán apagado en
la zona y que poseo alguna. También tuve el gusto de conocer en otro viaje a Alfonso,
el ahijado del rey Alfonso XIII, niño que nació mientras el monarca visitaba la
zona.
Pero
nos pasamos de tema. Íbamos a hablar de comida y bebida. Los sabores que probé
en este restaurante llaman poderosamente la atención. Hubo un menú largo y muy
gustoso. Croquetas de jamón ibérico y leche de cabra, más un extraordinario platito
de lenteja al curry suave con gambas mediterráneas, huevos de gallina en
libertad en sartén con boletus y trufa, arenques del Báltico marinados sobre
aguacate y acompañado de vodka escandinavo. De segundo plato tomé lomo de
ciervo de los Montes de Toledo, a la plancha, con mole poblano, castañas y
membrillo asado. Excelente el lomo y exquisito el mole poblano de origen de la
ciudad mejicana de Puebla. Vino, un Ribera del Duero, “Los Cantos”, cosecha de
2018, una mezcla de dos variedades; Tempranillo y Merlot. Postre un flan suave
que se movía como una teta, según decía la carta
Y para terminar la tarde me pasé por Casa México e hice
una sustanciosa cata privada de tequila que divulgó una excelente promotora de
esta típica bebida azteca, Ave María Aguayo. Fue una cata privada organizada
por CEATE (Confederación Española de Aulas de la Tercera Edad) que creó mi buen
amigo José Luis jordana y ahora preside otro amigo Blas Esteban.
Se cataron dos tequilas. Uno blanco, cristalino,
transparente, con matices plateadas y si estuviera en contacto con madera adquiría
matices pajizos. En raíz da un aroma agave (la planta de la que s extrae el mezcal y el
tequila), hierbas, frutas, flores, y verduras cocidas. Un tequila de la marca Corralejo,
de Guanajato.
El segundo, el tradicional tequila reposado de José
Cuervo. La fábrica se fundó en 1795 en el pueblo de Tequila, en Jalisco, cuya
capital es Guadalajara. Estuve hace años en esta ciudad, pero no me llevaron a
Jalisco. ¡Una pena!. Sí estuve en Puerto Vallarta y en Mismaloya, donde se rodó
en 1964 la película de Ava Gadner y Richard Burton “La noche de la iguana”. El
tequila reposado pasa, al menos dos meses en barrica. Tiene tonos de heno, ámbar
y dorados. En boca da a sabor a agave cocido, hierbas, caramelo y madera.
La cata privada fue para unas 30 personas, que salimos muy
satisfechas y bajo la coordinación de Félix Martínez, de CEATE. Tuve la serte
de catar junto a dos amigos. Manuel Méndez Guerrero, dedicado ahora a aventureros
seniors y el prestigioso fotógrafo Anel Fernández.
2 comentarios:
Te felicito.
No es normal, leer un episodio gastronómco, de esta importancia y variedad.
Gracias, por hacerme partícipe.
Francisco
Impresionante comentario realizado por experto en turismo cultural, hostelería de calidad, gastronomía internacional y enorme humanidad, a quien agradezco su sabiduría y amistad contrastada.
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