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martes, 16 de abril de 2013

Un día en el Balneario de Alange







El viajero ha recalado un día en el balneario romano de Alange, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Ha sido una gozada tener la suerte de bañarse en el mismo lugar que tomaban las aguas nuestros ancestros romanos, los llegados desde la colonia Emérita Augusta (Mérida), distante sólo unos 15 kilómetros al norte.




Nos ha recibido al grupo de periodistas de turismo de Extremadura, integrados en APETEX,  con toda su atención, el dueño y director del balneario Fernando Fernández Chiralt. Nos ha ido desgranando al grupo las características del balneario, las virtudes de las aguas, las inversiones realizadas en los dos hoteles del grupo, el Varinia Serena, y el Aqualange.



Conozco este balneario desde hace años, desde que el padre de Fernando, luis Miguel, era secretario general de la Asociación Nacional de Estaciones Termales (ANET) que gerenciaba mi buena amiga María Teresa Grande y le llevé un día para poner en marcha el antiguo -antiquísimo balneario de la villa de Brozas, que por entonces calentaba el agua de las bañeras a base de leña de encina- y está dentro de la Asociación de Balnearios de Extremadura.



El balneario de Alange tiene fama de que sus aguas curan a las personas nerviosas del estrés continuo de la vida tan activa que llevamos. Entre el balneario y los dos hoteles trabajan unas 80 personas – encabezadas por Fefa y Ángela, responsables de ambos hoteles- y se nota esa actividad en el pueblo y comarca, siendo un referente importante a la hora del empleo.



Tras la visita al balneario y a los hoteles, el grupo se bañó en la terma romana de mujeres, cuya cúpula es original y para ver otro balneario de similar belleza hay que trasladarse hasta Estambul. El tiempo acompañaba y salimos al jardín donde se da la cura Kneip, donde el viajero que disfruta de las aguas y del balneario puede pasear con los pies desnudos.



Hay en el patio del balneario un ara en mármol en la que está escrita una dedicatoria a la diosa romana Juno; en ella el magistrado Licinio Sereniano, que procedía de Capadocia (actual Turquía), agradece a la diosa la curación de su hija Varinia Serena. Cumpliendo su promesa a la diosa, Licinio en carga construir un balneario para el uso de su familia y de las familias de la cercana colonia romana de Emérita Augusta. Además, para los acompañantes hay una piscina revestida de mármol portugués a imitación de las de la época romana. El balneario es uno de los más visitados de España, más de 6.000 bañistas por temporada.



Sólo encuentro una pega para llegar hasta el balneario: es la falta de indicación en las carreteras cercanas, especialmente desde Mérida, cuya indicación esta cercana al puente nuevo y si el viajero viene desde Madrid –como era mi caso- apenas se ve. Elegí este camino porque lo conocía, pues si hubiera hecho caso al mapa de Google, que me indica que desde Madrid había que ir por el desvío de San Pedro de Mérida, y no había manera de llegar por falta de señalética, una pena para ir hasta un lugar tan atractivo y Patrimonio de la Humanidad.

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