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miércoles, 7 de abril de 2010

Una visita a Plaka







El viajero ha llegado hoy, una vez más, a Atenas, esa ciudad que es la madre de la cultura occidental. Al llegar el avión a la zona del nuevo aeropuerto, el paisaje agrícola me recuerda la amada y bella isla de Mallorca, tan querida por Sofía de Grecia.

A lo lejos ha visto la Acrópolis y ha preferido salir del magnífico hotel The Atenian Callihore, http://www.tac.gr/ , dirigido por un dinámico Nikos Adamopoulos, y dirigirse, como un ciudadano más al cercano jardín del Templo de Zeus. La tarde estaba divina y el sol resplandecía en las 16 enormes columnas de 17 metros de altura, de las 104 que poseía el famoso edificio.

De aquí los pasos llevaron al cercano edificio Zapio construido por la familia Zapa y que sirve para congresos y convenciones internacionales. Rodeado de bellos jardines, el ateniense pasea tranquilamente por las tardes. Un poco más allá, los Jardines Nacionales, que me trae aires de aquella joven Sofía hoy convertida en Reina de todos los españoles.

El precioso rito de los guardias ante el monumento al Soldado Desconocido atrae a los turistas de aquí y de allá. Fotos y más fotos. Sin duda, su curioso y colorido uniforme hace notar que se trata de un soldado griego. El sol reflejaba en el edificio del Parlamento y formaba una bella imagen. La tarde caía y era conveniente hacer otra parte de la ruta que uno se había propuesto: Ir a cenar al popular barrio de Plaka, donde restaurantes populares y tiendas de recuerdos y joyerías ofrecen sus productos a los turistas.

Como digo hay muchos restaurantes. Caí en uno turístico, la Taberna Bizantino, en una simpática placita, muy bien acondicionada para el turista. Menú: Ensalada griega, croquetas de queso y berenjenas, Musaka y de postre baclava. Un par de copitas de vino blanco de la casa, seco. El viaje de regreso al hotel a unos 500 metros, y la suavidad de la noche reconfortaron al viajero. Ya se sabe… “y la cena paseada”.

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