Ayer, 3 de diciembre de 2016, hicieron 80 años del
fusilamiento del brocense Herminio Torres Cava en Paracuellos del Jarama. Hoy he
acudido a la misa por esos miles de fusilados de las sacas que se hacían en las
cárceles de la República, donde fueron masacrados en diversos lugares cercanos
a Madrid y después de la “guerra “incivil” que padecimos durante tres años
largos, sus restos fueron llevados al
Camposanto de Paracuellos del Jarama, cuya enorme cruz estaba acostumbrado a
ver desde la ventanilla de los numerosos aviones que he tomado en el aeropuerto
de Madrid - Barajas.
Para evitar suspicacias
de cualquier malpensado, diré de entrada que en las dos partes de la
guerra civil española hubo sus numerosísimos fusilamientos y crueldades. No
salvo a ninguno de los dos bandos. A un alcalde de mi pueblo, la villa cacereña
de Las Brozas, funcionario de correos, y posteriormente alcalde de Córdoba,
Manuel Sánchez de Badajoz murió fusilado por ser socialista.
En ambos casos he conocido a sus hijos, ya mayores, y a sus descendientes. A
los dos habría que nombrarles hijos ilustres de Las Brozas.
Dicho
esto, ahora toca hablar de las ocho décadas del fusilamiento de Herminio Torres
Cava, del que el año pasado impartí tres conferencias sobre él y su obra, por
ser el primer cineasta en rodar una película de ficción en Extremadura, en
1928, a la que yo titulé ”Secuestro en Brozas”. Hubo una ponencia en los
Coloquios Históricos de Extremadura en Trujillo, y sendas Aulas del diario Hoy
en Cáceres y Badajoz. De ellas entresaco este material:
“Herminio Torres Cava murió
fusilado a los 25 años el 3 de diciembre de 1936, en Paracuellos del Jarama en
la última saca de Madrid, junto a Pedro Muñoz Seca, autor teatral que también
trabajó para otro brocense ilustre: el actor Casimiro Ortas. Su delito: Los
milicianos habían encontrado en su mesilla de noche una encíclica del
Papa León XIII, aquel que promulgó la encíclica social “De Rerum Novarum”
Las sacas empezaron el 7 de noviembre y terminaron el 3 de diciembre,
justo el día que asesinaron a Herminio Torres Cava. La Consejería de Orden
Público estaba a cargo de Santiago Carrillo. Al día siguiente, 4 de diciembre,
nombraron a Melchor Rodríguez García delegado especial de prisiones y paró en
seco las sacas. A Melchor le llamaron el Ángel Rojo.
En honor a la verdad, en el
campo contrario, en el de los nacionalistas o franquistas, ocurrió algo
similar. En palabras de Indalecio Prieto escritas en su libro “Cartas a un
escultor. Pequeños detalles de grandes sucesos”, publicado en 1961 en
Buenos Aires, escribe: “Ejecuciones sin sumario que se prodigaron en las
dos zonas de España y que nos deshonran por igual a los españoles de uno y otro
bando”. Era una violencia política basada en el odio al contrario, al que
tenía otras ideas.
En este caso concreto piénsese
en la masacre de la Plaza de Toros de Badajoz, cuyo solar ocupa ahora el
redondo y moderno Palacio de Congresos de la ciudad. El diario “Público” escribió
un reportaje a los 75 años de tal suceso: El 12 de agosto de 1936, las
tropas procedentes del norte de África, comandados por el General Yagüe,
iniciaron el asalto de la provincia extremeña. “Sólo en la ciudad de Badajoz
fueron asesinadas 3.800 personas durante la Guerra y los primeros años de
dictadura”, asegura a "Público" el historiador Francisco Espinosa, autor de la
obra La columna de la muerte. “La matanza fue un escarmiento a petición de los
terratenientes y una señal al resto de las zonas republicanas”, añade el
historiador extremeño Justo Villa.
Los últimos días de Herminio Torres
A mediados de agosto de 1936
los milicianos entraron en casa de Herminio Torres buscando armas que no había
y lo que encontraron fue la encíclica de León XIII “Rerum Novarum” en la
mesilla de noche; dijeron que no necesitaban más pruebas y se llevaron a
Herminio, primero a la Dirección General de Seguridad y después a la cárcel de
Ventas, de donde no salió hasta la madrugada del 3 de diciembre que lo llevaron
a Paracuellos del Jarama donde lo asesinaron con 5.000 más, entre ellos Pedro
Muñoz Seca. Hay siete zanjas seis llenas y la última a medias que es donde
están Muñoz Seca y Herminio que fue la última saca. Al día siguiente cambió el
responsable de las matanzas y las paró. El famoso literato también tuvo
relación con otro brocense ilustre, el actor Casimiro Ortas, para el que
escribió algunas de sus obras.
“Cuando acabó la guerra mi
madre vio los libros de registro de los presos de la cárcel y a todos los
habían puesto en libertad unos tenían una cruz azul que eran los liberados de
verdad y otros tenían una cruz roja los mandados a Paracuellos y a otros
sitios, algunos casi niños”, me indica Herminia Torres, su hija póstuma,
ya de 80 años.
Vicenta, tras el asesinato de
su marido, decide casarse con su cuñado Salomé, hermano de Herminio. Salomé
vivió hasta hace pocos años, muriendo en la villa de Brozas.
Este hombre bien se merece un
homenaje público a los 80 años de su muerte y recuperar para él y la sociedad
brocense la memoria histórica, tan de moda estos tiempos, pero memoria
histórica para todos los combatientes de la Guerra Civil, al margen de las
ideas que tuvieran, pues en este país democrático cabemos todos.
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