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lunes, 9 de septiembre de 2019

El perro de Camilo Sesto







            Acaba de morir uno de los grandes de la canción española: Camilo Sesto.  Con él tuve, a lo largo de mi vida profesional, tres encuentros. Dos como cantante y uno como entrevistado. Vayamos por partes.


            Siendo este periodista un joven estudiante en Madrid, de unos 20 años, con un grupo de compañeros me trasladé a Valladolid con el fin de acudir a unas jornadas sobre la radio, en la que participaron verdaderas personalidades de esta actividad. Allí me encontré con “monstruos” como Boby Deglané, Victoriano Fernández Asís, o José Luis Pecker, con el que, con el tiempo, me unió una gran amistad. Por la noche se celebraba en un teatro de la ciudad la representación de Jesucristo Superstar; era el momento cumbre de Camilo Sesto con la jovencísima dominicana Ángela Carrasco, con la que me he encontrado décadas después en el Madrid del siglo XXI. Presentaba el acto el asesor religioso del diario ABC, el también periodista José Luis Martín Descalzo. El teatro estaba a rebosar y un servidor ocupaba un palco a la izquierda del patio de butacas. Vi la representación fenomenalmente. Todo un éxito de público.



            Ya convertido en profesional y trabajando como periodista en el diario Baleares, era la persona que cubría los actos en el afamado Auditorum de Palma de Mallorca, en pleno Paseo Marítimo, obra que fue inaugurada por el director Herbert Von Karajan, allá por finales de los años 60. Se trataba de una moderna construcción que levantó el mallorquín Marcos Ferragut, amante de la música clásica. Por cierto, en este edifico fue donde se celebró el único congreso nacional del partido político de UCD, en tiempos de Adolfo Suárez y en el que aquellos días sólo recibí cuatro horas de asueto para bautizar a mi hijo recién nacido un 31 de enero. En este edificio, que acogió a numerosas personalidades mundiales de la música y que acogió al mejor festival de la canción el “Musical Mallorca” fue donde una noche aprecié la buena voz de este singular cantante al que en América le llamaban el Sinatra español.



            Y la tercera anécdota fue la del perro de Camilo Sesto que da nombre a este artículo. En los comienzos de los años 80, un servidor creó y dirigió la agencia de prensa “Mallorca Press”, que ofreció numerosas exclusivas periodísticas de los personajes que pasaron por esta isla mediterránea: Un hombre que piso la Luna, un doctor que inventó un corazón artificial, algunos jefes de Estado, desde Gadafi al general Omar Torrijos, de Panamá, el secretario general de la ONU, de origen peruano, Javier Pérez de Cuéllar, o los literatos Jorge Luis Borges o el gaditano, Rafael Alberti, pasando por cantantes como Julio Iglesias, la italiana Rita Pavone o el alicantino Camilo Sesto, por citar solo algunos de los personajes que he tenido el gusto de entrevistar.



            Una tarde de verano me traslado con el fotógrafo de la agencia que dirigía a la zona este de la isla, concretamente, por donde Camilo poseía un chalet y descansaba de sus giras por España y el extranjero. Llego a la puerta, toco el timbre, me abren y un enorme perro gruñendo a un escaso metro de mí está… a punto a abalanzarse. El fotógrafo se refugia detrás de mi espalda. Enfrente el propio Camilo sentado a la sombra de la casa, en una hamaca, me da las buenas tardes, pero yo desde la puerta viendo aquel can casi rabioso y de malhumor, le digo: “O llamas al perro para calmarlo, o no hay entrevista”. De verdad que… yo los tenía de corbata. Se calmó la cosa y nos sentamos unas cervezas y la buena disposición del cantante hizo el resto. Hoy, en el día de su muerte, recuerdo estos tres encuentros con este grande de la canción española. 



            Y el que lea esto pensará que, una vez jubilado, vivo ya de los recuerdos: pues no, porque desde hoy mismo estoy gestionando mi participación en un programa de turismo en ClickradioTV, la primera radio española que se emite por internet o bien me han programado ya varias conferencias: “Mujeres ilustres”, en Fuenlabrada; “Baeza, en la Biblioteca Nacional de España”; “El jefe de Hernán Cortés”, en Plasencia, y dos charlas más en Garrovillas de Alconétar: “El V Centenario del nacimiento de Francisco Sánchez de las Brozas” y “Rocha Pizarro, obispo en el Condado de Alba de Aliste”, un tío abuelo de un servidor. Y así uno anda viviendo el momento presente… hasta octubre.

4 comentarios:

FRANCISCO JOSÉ AUDIJE PACHECO dijo...

Camilo Sesto siempre me gustó como cantante, me parecía de lo mejor que había, durante la década de 1970 y 1980, a pesar de que yo era un niño, durante la época de sus éxitos.
Me parecía que tenía una voz prodigiosa, realmente bella, la cual iba en consonancia con su aspecto físico. Esto, unido a sus bellas canciones, con una música y unas letras, llenas de buen gusto y bonitas, hacían de Camilo Sesto, un verdadero fuera de serie. Que descanse en paz.
En cuanto a tu jubilación, querido Paco, creo que debes continuar trabajando, como bien haces. Estás en plena madurez, y tienes mucho que aportarnos. Para tu salud, también te vendrá muy bien seguir en la brecha

Unknown dijo...

Grande Paco! Gracias por tus crónicas fabulosas!

Andrés AAP dijo...

Paco jubilado ? ni de broma si eres un chaval y no paras un instante.
Lo mejor siempre está por llegar y gracias por tu trabajo desde la Presidencia de Skål en Madrid.

Unknown dijo...

Lo máximo de la balada en su época nunca lo olvidaré