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viernes, 12 de enero de 2018

Por el Valle de los Reyes



Crónica viajera por el Nilo egipcio...










          Salah Atris Abd Alah, más conocido como Saladino,  nuestro guía turístico, nos lleva a ver los Colosos de Menón, a la misma entrada del Valle de los Reyes, unas enormes estatuas que  se están destruyendo por los cambios meteorológicos y por las defecaciones de los cientos de palomas, que cada día depositan en sus cuerpos de piedra. Nos pide a unos cuantos que digamos algunas ideas para ver cómo se pueden salvar. Le apunto la sugerencia que las autoridades egipcias o de la UNESCO coloquen unos aparatos ultrasonidos que las espanten continuamente. Le gusta la idea y me hace grabarla, con su móvil, en español para subirla después a su Facebook.


            La seguridad policial en esta zona se hace notar, es visible y convincente. Los terroristas están siempre dispuestos a todo con tal de que su actividad asesina se refleje en todos los medios informativos del mundo. La policía egipcia da sensación de paz y seguridad en esta zona tan turística que da trabajo a tantos y tantos nobles ciudadanos de este milenario país.


            Como decía, la seguridad ha cambiado para mucho y para bien en el Valle de los Reyes. En este atractivo lugar, el viajero visitó tres tumbas: la de Ramses IV y IX, con gran profusión de imágenes y jeroglíficos. La tercera tumba visitada fue la del faraón Memes Patah, hijo de Ramses II, del que se piensa que fue el que expulsó a Moisés hacia la Tierra Prometida.





            Posteriormente hubo una visita al templo de la reina Hasepsut, una verdadera feminista que logró ser faraona a pesar de ser mujer. En este mismo lugar sufrió Egipto un gravísimo atentado contra su turismo, al ser ametrallado varios visitantes alemanes y austríacos, muriendo varios de ellos. En la capilla cercana al gran templo de esta reina, situado en pleno Valle de los Reyes, se aprecian varios bajorrelieves de la soberana.




            Karnak es un grandioso templo, donde diversas generaciones faraónicas han dejado su impronta. Es visitado diariamente por  numerosos turistas de diversas nacionalidades. Un punto muy atractivo es el Paseo de los Carneros, que unía este templo con el de Luxor. El viajero se  ve empequeñecido por la monumental entrada que engrandece la figura del faraón ante visitantes foráneos. Llama la atención la gran columnata de bellos capiteles que son como flores de loto que se abren. La superficie de este espacio es mayor que el de la catedral Notre Dame de París. Un poco más allá nos reciben dos obeliscos, el mayor de los dos es de la reina Hapsesut. Cerca el lago sagrado que en su origen era redondo y hoy un rectángulo. En él se purificaban los faraones y sus acompañantes antes de entrar al templo.




            Uno ve una curiosa estatua y gente alrededor dando vuelta: Es el escarabajo sagrado al que hay que darle siete vueltas para obtener el deseo pensado. Las mujeres que deseen quedarse embarazadas han de hacer lo mismo, claro que Egipto no necesita tanta fertilidad del escarabajo, ya que cada 23 segundos nace un niño.




            Y de aquí, a poca distancia el otro gran templo, el que da el nombre a la ciudad: Luxor. Llegamos de noche y las luces le dan un encanto especial, sobre todo a la columnata. A la llegada nos recibe un grupo egipcio que luchaba civilmente a favor de los minusválidos y el grupo se hizo fotografías con todos nosotros que nos regalaron banderas egipcias y nos agradecieron nuestro apoyo. En el exterior, el guía nos dijo que se sentía muy orgulloso de la restauración de una estatua, colocada en el exterior, realizada por expertos arqueólogos egipcios.


            En el interior del templo hay una mezquita que se haya separada ya de las construcciones faraónicas, pero que siglos pasados formaba parte de él, como también lo formaba un templo cristiano, Tras la pared principal de este templo hay una entrada  al templo egipcio en el que se puede ver en un bajorrelieve al gran Alejandro Magno, vestido con ropas faraónicas, como dueño y señor del Alto y Bajo Egipto. La información de esto la proporciona un jeroglífico anexo a la figura del gran estadista griego.




            La larga jornada concluyó con un paseo en calesa por el Luxor moderno y al mismo tiempo pintoresco, parando en un bar del pueblo mezclándose con la gente en un bar típico y fumando tabaco en una cachimba árabe.

1 comentario:

Eladio San Juan Brasero dijo...

Amigo J. P. Que viaje más guay me has regalado. Es impresionante me ha parecido vivirlo. Muchas Gracias. Un abrazo.