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lunes, 15 de abril de 2019

Ante el Cristo de la Buena Muerte








            El viajero ha tenido la oportunidad de estar el Lunes Santo de 2019 en la capilla de la iglesia de Santo Domingo, a la vera del rio Guadalmedina, en Málaga, ante la imponente imagen del Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, el Cristo que los malagueños venera como el Cristo de Mena, imagen que fue destrozada y quemada por las hordas en los días aciagos de 1931 en la ciudad malacitana cuando asaltaron numerosos conventos e iglesias, como si los cristos tuvieran la culpa de la maldad de los hombres.



            Una amistad de la Cofradía nos permitió ingresar directamente en la capilla en la que varios caballeros legionarios hacían guardia de honor a su Cristo, a esa venerada imagen de Francisco Palma Burgos, que sustituyó a la destrozada del mítico Pedro de Mena. Palma Burgos falleció el 31 de diciembre de 1985 en Úbeda (Jaén), localidad en la que residió y donde mantuvo un fecundo taller por espacio de una década.



            A las 11,30 del Jueves Santo los caballeros legionarios desembarcan en el Puerto de Málaga, donde son esperados por un numeroso público y posteriormente, en desfile, por las calles de la ciudad se acercan hasta el templo de Santo Domingo y acogen en sus fuertes brazos a su Cristo que es llevado a hombros de los caballeros legionarios, en presencia de los fieles que abarrotan la plaza.


            El congregante de Mena, Ramón Gómez Ravassa indica en un escrito publicado sobe la Semana Santa de los años 80 que hubo desavenencias tras el extinto régimen político de España. Una parte de la sociedad no aceptaba la asistencia militar en las cofradías, esencialmente por una facción instigada por una parte del clero claramente anticofrade. Fue en Mena donde centraron para ello: Primero con un encadenamiento en la entrada de la Alameda en 1983, con sentada incluida en el suelo impidiendo nuestro paso, algo que fue subsanado por los espectadores al levantarlos por la fuerza. Gracias a Dios, aquellas tensiones pasaron”.



            Otra anécdota de la Congregación de Mena fue que en el Jueves Santo de 1988 no se cantó “El novio de la muerte” en la Tribuna de los Pobres. Todo un terremoto informativo.  Hoy Ramón Gómez Ravassa es el encargado de confeccionar la corona que cada año porta el Cristo de la Buena Muerte, tan querido en todo Málaga. 




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