Cuando
escribo, el 19 de agosto, estas líneas está bajando la temperatura en todo el territorio español,
incluso con lluvias en la parte nororiental de España, como es la región de Cataluña,
pero ya se han quemado 355.000 hectáreas en todo el país, principalmente en
Galicia, Castilla y León y en mi tierra extremeña.
He
vivido el comienzo del fuego de La Jarilla, cuando fui a dar el pregón de las fiestas
en el pueblo jerteño de El Torno. Aún no había llegado al pueblo cuando aparqué
en el arcén de la Nacional 110 que va desde Plasencia hasta Soria para hacer
unas fotografías de los humos que se veían por el monte de Valcorchero, cercano
a la capital del Jerte. Por entonces (el 14 de agosto por la tarde) eran unas
1.500 hectáreas las que ardieron; ahora (19 de agosto) son 11.000. Desde el sur
hasta el norte, sobrepasando Tornavacas y entrando por el sur de la provincia hermana
de Salamanca, por el pueblo de Candelario.
Estuve
alojado en una casita del Glamping de El Torno, y cuando llegué allí había fuego
que se veía desde el mismo pueblo, concretamente desde el Mirador de Aurelio. Allí
aparqué mi coche. Y después lo subí hasta el Glamping y lo dejé. El fuego era
enorme por la noche, a escasos kilómetros donde dormí. Al día siguiente, cuando
abandoné mi aparcamiento, lo ocupó por la tarde un camión - bomba de la Unidad Militar
de Emergencia, que refrescó la zona para que el fuego no devorara estas casas
de turismo rural que, por su buen hacer, recibieron un premio de Turismo de
Extremadura.
Hay
una cosa que decían los lugareños, el fuego no vendrá para abajo porque ellos
tienen tierras con olmos y cerezos y no pinos, que son árboles que prenden con
mucha facilidad. El fuego se ensañaba, en El Torno, con los altos hierbajos tan
crecidos que había tras los días de lluvia de esta primavera. Esta misma mañana
el periodista Adrián García señalaba en el informativo local de la COPE en
Extremadura que puedo oír desde Málaga donde me encuentro, gracias a mi teléfono
móvil, donde tengo señaladas varias emisoras de mi tierra extremeña, que curiosamente
los cerezos han parado el fuego en la zona de Jerte y Tornavacas y solo se ha
quemado un 5 % del total de este arbolado que hay por estos pueblos.
Y
son los hombres de campo quienes, durante décadas y por generaciones, conocen sus
terrenos y no los emperifollados consultores desde sus despachos en Mérida,
Madrid o Bruselas que quieren tanto cuidado ecológico que descuidan que los animales
(ganados vacuno, ovino, caprino o porcino) entren en los bosques para que se
coman las hierbas y los hijastros de los árboles y dejen los bosques limpios.
¡Mira que enseñar al que sabe!
Según Europa
Press: El Consejo de Ministros reconocerá la emergencia en zonas con
incendios y habrá ayudas para la reconstrucción. ¡ A ver si es verdad!
3 comentarios:
Excelente artículo querido amigo, me uno a tu opinión.
Te la jugaste en el Torno. Un fuerte abrazo.
Eladio Sanjuán
Recuerdo los tiempos de la ministra de agricultura, Loyola de Palacio, cuando invitó al Comisario europeo que iba a tomar unas medidas nefastas para los olivares españoles, y luchó por convencerle de su error.
Al ir a visitar un olivar en Jaén, el Comisario, ni corto ni perezoso, arrancó una aceitunilla de un olivo, y se la llevó a la boca para probarla, ante la perplejidad de la ministra, Loyola, y todos los demás.
Tuvieron que explicarle cantidad de cosas al Comisario, entre ellas, que las olivas deben pasar un proceso de guisado, para que se puedan degustar.
El Comisario admitió su completa ignorancia, cosa que le honra, y decidió dejarse aconsejar por la ministra española, que sí era una experta.
Le deberían hacer un monumento a nuestra mejor ministra de agricultura de todos los tiempos, porque salvó al campo español con su tenacidad.
FRAN AUDIJE
Muchas gracias Francisco
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