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sábado, 2 de enero de 2010

Primeros de año en Pedregalejo


2 de enero de 2010.

Es una gozada pasar el cambio de año en Málaga. Esta ciudad tiene un atractivo especial en su playa de Pedregalejo, donde hay un precioso paseo marítimo, donde los malagueños de la zona pasan sus ratos de ocio. Ayer, día 1 de enero pasé a ver las verdaderas ruinas de los Baños del Carmen, que es un lugar decadente y arruinado, que aún tiene sabor a las preciosas fiestas que se celebraba allí hace décadas. Yo creo que en los 50 y 60 tuvo su momento álgido. Hoy es lugar de reunión de los drogatas de la ciudad. Una pena que el Ayuntamiento no sepa qué hacer con él, como ha restaurado el paseo marítimo de Pedregalejo y El Palo, donde hay números chiringuitos que ofrecen lo mejor de la gastronomía local, sin faltar lugares de copa tan agradables como Pedrega y Galerna.

A mí me gusta por su cocina el chiringuito “Miguelito el Cariñoso”, del que ya he escrito en otras ocasiones. La cocina es buena, pero la atención al cliente deja mucho que desear. Sin embargo en otro más cercano, se mima y se cuida al parroquiano que hasta allí se acerca- Me estoy refiriendo al chiringuito Merlo, donde Carlos un joven dinámico supo prestar su profesionalidad para que el trato fuera realmente exquisito. Creo que todo hay que decirlo.

domingo, 13 de enero de 2008

Mirando al mar

“Mirando al mar” fue una canción de éxito de hace ya muchas décadas, un éxito de Jorge Sepúlveda, un cantante al que conocí hace ya bastantes años en Mallorca. Pues bien, ayer, día 31 de diciembre de 2007 tuve el gusto de comer pescaíto frito en Málaga, en la playa de Pedregalejo, mirando al mar. ¡Una gozada, oiga!

Unas gambas fresquísimas, un pescaíto frito, acompañado de una ensalada de pimiento y para seguir con un adobo de cazón, y un vino blanco Barbadillo, de Cádiz, saben a gloria, especialmente si uno esta en buena compañía y en un lugar ideal como es el mismo borde del Mediterráneo. Aquello me recordó el vino que tomé a la orilla del mar en la isla griega de Mikonos. ¡Ah, que vivan el vino y las mujeres que son un regalo del Señor, cantaba Manolo Escobar.