9 a 16 de junio de 2008.
Acabo de regresar de Maruecos, de intentar aprehenderlo en pocas jornadas turísticas, intentar captar su vida social y económica, pero me temo que aun no lo he logrado. Bien es verdad que ha habido yo todavía hay mucha desconfianza y desconocimiento en España de lo que es y significa Marruecos. Queramos o no, estamos destinados a entendernos.
España, enfrascada en sus relaciones con Europa e Hispanoamérica, se olvida de África, ese enorme continente, que parece olvidar de su existencia. Durante años, aislada por el mundo, nuestro país tuvo que acudir a su “tradicional amistad hispano árabe” al fin y al cabo tenemos esa herencia en nuestros genes y en nuestra cultura. Ninguna otra nación de la vieja Europa puede presumir de tener en su cultura esa vieja civilización, aunque esto le haya costado tanta sangre y tanta lágrima, especialmente con la última por los atentados de Atocha de marzo de 2004.
Pero la vida sigue y en el campo del turismo, España tiene mucho que decir en su relación Marruecos. Hay que invertir aquí para conseguir una unidad de acción en el mundo de los viajes. Marruecos es la prolongación de España por el sur y si los empresarios españoles no invierten aquí otros lo harán en beneficio propio.
Pero también está la cultura árabe que tanto nos impregna. Creo que los españoles deberían hacer un pequeño esfuerzo por conocerla, aunque como es lógico se pueda estar o no de acuerdo con algunos planteamientos de su forma de ser. La vida es así: El conocimiento no implica aceptación de todos los presupuestos ideológicos, pues en la variedad de pensar y actuar en la vida se encuentra la riqueza de toda sociedad. El viajero, abierto al mundo, aprende de todos y de todos se deja influir para enriquecimiento personal de su pensamiento.
Son pocas las reflexiones que se quedan por expresar, pero sólo quiero exponer una: Marruecos- al que no conocía, salvo cuatro ciudades del sur: Marraquech, Essaouira, Agadir y Taroudant- es un mundo abierto a la sociedad española, que espera dejarse comprender. También he observado que este país tiene una gran capacidad de desarrollo con crecimientos anuales del 8 por ciento. Y en el campo del turismo ha crecido mucho y espera aún un enorme desarrollo en parte de la mano de la gran experiencia española. Ese saber hacer hay que aprovecharlo en beneficio de las dos partes. Ello crea riqueza y bienestar en ambas sociedades.
Ahora acabo de realizar un esplendido viaje donde he sido bien recibido en las siguientes ciudades: Tánger, Arcila, Casablanca, Rabat, Fez, Mequinez, Tetuan y Xauen. Debajo de estas líneas están las pequeñas crónicas que han ido surgiendo con el viaje.En la foto, una maravillosa puerta de la muralla de Mequinez.
Acabo de regresar de Maruecos, de intentar aprehenderlo en pocas jornadas turísticas, intentar captar su vida social y económica, pero me temo que aun no lo he logrado. Bien es verdad que ha habido yo todavía hay mucha desconfianza y desconocimiento en España de lo que es y significa Marruecos. Queramos o no, estamos destinados a entendernos.
España, enfrascada en sus relaciones con Europa e Hispanoamérica, se olvida de África, ese enorme continente, que parece olvidar de su existencia. Durante años, aislada por el mundo, nuestro país tuvo que acudir a su “tradicional amistad hispano árabe” al fin y al cabo tenemos esa herencia en nuestros genes y en nuestra cultura. Ninguna otra nación de la vieja Europa puede presumir de tener en su cultura esa vieja civilización, aunque esto le haya costado tanta sangre y tanta lágrima, especialmente con la última por los atentados de Atocha de marzo de 2004.
Pero la vida sigue y en el campo del turismo, España tiene mucho que decir en su relación Marruecos. Hay que invertir aquí para conseguir una unidad de acción en el mundo de los viajes. Marruecos es la prolongación de España por el sur y si los empresarios españoles no invierten aquí otros lo harán en beneficio propio.
Pero también está la cultura árabe que tanto nos impregna. Creo que los españoles deberían hacer un pequeño esfuerzo por conocerla, aunque como es lógico se pueda estar o no de acuerdo con algunos planteamientos de su forma de ser. La vida es así: El conocimiento no implica aceptación de todos los presupuestos ideológicos, pues en la variedad de pensar y actuar en la vida se encuentra la riqueza de toda sociedad. El viajero, abierto al mundo, aprende de todos y de todos se deja influir para enriquecimiento personal de su pensamiento.
Son pocas las reflexiones que se quedan por expresar, pero sólo quiero exponer una: Marruecos- al que no conocía, salvo cuatro ciudades del sur: Marraquech, Essaouira, Agadir y Taroudant- es un mundo abierto a la sociedad española, que espera dejarse comprender. También he observado que este país tiene una gran capacidad de desarrollo con crecimientos anuales del 8 por ciento. Y en el campo del turismo ha crecido mucho y espera aún un enorme desarrollo en parte de la mano de la gran experiencia española. Ese saber hacer hay que aprovecharlo en beneficio de las dos partes. Ello crea riqueza y bienestar en ambas sociedades.
Ahora acabo de realizar un esplendido viaje donde he sido bien recibido en las siguientes ciudades: Tánger, Arcila, Casablanca, Rabat, Fez, Mequinez, Tetuan y Xauen. Debajo de estas líneas están las pequeñas crónicas que han ido surgiendo con el viaje.En la foto, una maravillosa puerta de la muralla de Mequinez.
1 comentario:
Un viaje muy bonito. Con lo cerca que estamos y lo lejos que parece que estamos.
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