Acabo de recibir una de estas noches de pandemia y nevada
en Madrid un interesante documento, entresacado del NODO, dedicado al Festival
de Teatro Romano de Mérida, donde, con la obra “Julio César”, de Shakespeare,
en versión de José María Pemán, intervino por primera vez en este foro la
actriz Nuria Espert, coprotagonizada por Francisco Rabal y Mary Carrillo. En
esta ocasión fue dirigida por José Tamayo. Era el año 1955 y a todos ellos se
les ve en el vídeo que ha sido rescatado y que se encuentra dentro de los servicios
documentales del Ayuntamiento de Mérida.
Para los que no sepan qué es esto del NO-DO (Noticiarios
y Documentales), que en mis jóvenes los cines tenían la obligación de exhibirlo
antes de la película, al menos desde 1943 hasta 1976, eran unas noticias audiovisuales,
como un telediario, pues la televisión no se había implantado aún en España, ya
que nació en 1956.
Pues bien, esto me recuerda un hecho importante ocurrido en
este histórico Teatro Romano de Mérida. Era el verano de 1979 cuando Nuria
Espert junto al actor Carlos Ballesteros interpretaban Medea y tuvieron que
parar en seco la representación con el teatro lleno. La causa: Un cruce de
voces insultantes de una parte a otra del teatro de dos “mastuerzos”, porque no
tiene otro nombre. Hubo tal murmullo e insultos y demás algarabía que ambos
actores, que estaban solos en el escenario, no sabían qué hacer y tuvieron que
parar en seco. Yo estaba con unos amigos de mi pueblo de Las Brozas y les dije
una cosa: “¡Vamos los cuatro a aplaudir muy
fuerte!”. Los miles de espectadores que llenaban esa noche el Teatro Romano
aplaudieron a rabiar y recomenzó la función.
Carlos Ballesteros como Jasón en 1979 en Mérida
Meses más tarde, la actriz fue a Palma de Mallorca junto
al poeta Rafael Alberti para dar un espectáculo recitado en el Castillo de
Bellver, poemas del autor gaditano y de otros poetas. Durante la entrevista en
el Ayuntamiento de Palma, le comenté a Nuria esa anécdota de unos meses antes y
ella recordó con desagrado, dándome las gracias por haber empezado los
aplausos.
La cosa no terminó ahí. Aquel día anduve con Rafael por
el Paseo de Mallorca, cercano a donde estaba mi periódico y fue un verdadero placer
estar junto a un maestro de la “Generación del 27”. Compré un libro de poemas “Sobre los Ángeles” y tuve el honor de que
me lo dedicara, además me hizo un dibujo en su primera hoja.
Meses más tarde, en octubre de 1979, un servidor subía en
un avión para Venezuela, Argentina y Brasil, donde pasé casi un mes, en una de las
famosas “Embajadas Turísticas Balear” que organizaba Gabriel Barceló, el dueño
de Viajes Barceló, con el que siempre me ha unido una buena amistad; pues bien
en el avión de la compañía Iberia que nos llevaba a Caracas me encontré con Alberti
y le agradecí el envío de una octavilla que he colgado en mi casa durante
muchos años: En ella el poeta dice: “A
Rivero, gracias”. Y le acompañaba, con otro dibujo, y también la firma de
Nuria Espert. Tuvimos un rato de charla en el avión y al despedirnos nos
dijimos: “Bueno, ya está bien de darnos
mutuamente las gracias”. A él le había gustado mucho la entrevista que le
hice meses atrás en el periódico “Baleares” Aterrizó el avión en el aeropuerto caraqueño
de Maiquetia y ahí nos dijimos adiós. Y tardé casi un mes en volver a mi casa
de Mallorca tras pasar por Caracas y Valencia del Rey (Venezuela), Buenos Aires, Iguazú,
Sao Paulo, Brasilia y Río de Janeiro y comernos las mejores carnes del mundo en
Argentina y Brasil…pero esta es otra historia.
Por último, un día sacaré ambos documentos, que, con esto
de la pandemia, no los tengo aquí… y que algunos valoran en más de 2.000 euros.
¡Prometido!
A continuación, el video del NODO que ha promovido este
artículo y que es una parte de mis vivencias personales.
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