27 de marzo de 2011. Tal vez hoy ha sido el culmen del viaje: La visita a las ruinas de los templos del recinto arqueológico de Dion. Mi amigo Vanggelis, profesor de Universidad, ha conseguido traer hasta este lugar a una arqueóloga, María Iatrou, quien con su buen hacer profesional nos fue enseñando al grupo los lugares sagrados del recinto.
Quedé maravillado del templo de Zeus, donde el águila representante del dios se mostraba en todo su esplendor; vi como las aguas se señoreaban del templo de Isis, donde unas columnas dóricas se mecían al borde de un río y las ranas croaban por doquier. Era como si los antiguos habitantes hubieran abandonado rápidamente el lugar y se hubieran desplazado de golpe a la montaña sagrada en compañía de los dioses. Interesante es su teatro, de 4.000 asientos, donde Euromed, la entidad de mi amigo Blas Esteban, coorganizará el 40 festival de teatro clásico griego de verano.
Es muy recomendable acudir al museo donde se guardan y exhiben los originales encontrados en las excavaciones. Piezas extraordinariamente esculpidas nos declaran el amor de los griegos por la belleza física y su reverencia a los seres superiores.
Un lugar a tener en cuenta es la preciosa casa de turismo rural Safetis, de sólo cuatro preciosas habitaciones, y dirigida por una mujer que sabe cuidar con mimo la estancia de sus clientes: http://www.safetis.gr/
Una entrevista con los periodistas de los medios informativos regionales y una comida en el refugio de montaña Stavros ponen el culmen a la jornada. Los paisajes que desde aquí se divisan, con los altos picos a la espalda y la llanura de Pieria al este, con un azul marino que lamen sus costas, dejan al viajero exhausto ante tanta belleza. Los dioses nos están premiando.
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