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lunes, 14 de julio de 2014

Viaje por la Hungría del sur con lugares Patrimonio de la Humanidad

  Los viajeros de Hungría conocen, como es habitual en los circuitos turísticos, Budapest, su atractiva capital, pero pocos se internan en la realidad profunda del país magiar, como son los casos de Pécs y de Mohács, localidades situadas al sur del país, en la región del Transdanubio, muy cerca ya de Croacia.

         Una magnífica autovía lleva desde Budapest a Pécs, una preciosa ciudad, que en 2010 por sus características propias fue declarada Capital Europea de la Cultura y, además, por sus ruinas romanas, Patrimonio de la Humanidad. Aquí se entrecruzan los caminos de la historia y de culturas tan diferentes como la balcánica, la alemana y la turca.
 
 

         A los pies y en los subterráneos de la catedral de San Pedro, de cuatro torres, elevada a la categoría de basílica por el Papa Juan Pablo II en su visita al templo, se encuentra el hallazgo arqueológico romano más rico de Europa central; se trata de los restos cristiano - romanos que muestran en la  Cella Septichora la capilla de los siete coros y el mausoleo paleocristiano, cuyos muros fueron adornados con escenas del Antiguo Testamento y conforman la mayor construcción de una sepultura.
 
 

         Pécs es la ciudad húngara con más monumentos otomanos, perfectamente conservados. En la Plaza Mayor, recibiendo al visitante, se halla la Mezquita del Bajá Gazi Kasim, que se conserva intacta, pese a ser reconvertido en templo cristiano. Es el mayor santuario musulmán de esta parte del continente europeo. El viajero puede pasar todo un día visitando las obras que dejó el imperio otomano en la ciudad, conociendo lugares tan interesantes como la mezquita del Bajá Hassan Jakovali, los baños del  Bajá  Memi, o el Mausoleo de Idris Baba, la obra otomana más apreciada.
 
 

         En esta ciudad sureña se aposentó hace unos 50 años Vilmos Zsolnay, que fue el creador de la singular cerámica que lleva su nombre y hoy su remodelada sede industrial de 35.000 metros cuadrados se ha convertido en uno de los centros turísticos más atractivos, donde se enseña cómo se fabrican los diseños actuales y se muestra el museo con las mejores creaciones antiguas que han salido de allí. Un lugar muy atractivo que bien merece una visita. Las cerámicas de Zsolnay decoran las fachadas de los mejores edificios modernistas de Pécs. www.visitpecs.com

 
 


Un singular carnaval

         Los turcos fueron vencidos en 1687 en la batalla de Mohács, un pequeño pueblo al este de Pécs que conserva el singular carnaval de Busó, tan especial que fue declarado, en 2009, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El carnaval tiene su origen en el siglo XVIII y consiste en unas fiestas paganas donde los hombres disfrazados con pieles de ovejas y máscaras abominables, asustan y raptan a las jóvenes de la villa, teniendo cierto parecido con las Carantoñas de Acehúche, en Cáceres, que salen haciendo burla a San Sebastián. Según los entendidos, es la manera que los habitantes de Mohács tenían para ahuyentar a los malos espíritus del invierno y avisar de la llegada de la primavera. Un museo local da idea de la fiesta que es vivida con interés y pasión por todos los habitantes de este pequeño pueblo. www.busojaras.hu
 
 

         Al sur de Mohács se halla la localidad de Villany, en la que ha surgido la primera ruta del vino húngara de la mano de la familia Gere, donde cultivan unas 70 hectáreas de viñas ecológicas, recuperadas tras la etapa comunista. Hoy elaboran un vino al estilo tradicional con nuevas tecnologías, envejecido en toneles de robles húngaros. www.gere.hu

jueves, 26 de junio de 2014

Un viaje al sur de Hungría


                El viajero ha recorrido, en excelente autopista,  en autobús desde Budapest, por la ruta Panonia, hasta la ciudad de Pécs, al sur de Hungría. Durante el trayecto, embellecido por el verde paisaje rural nos alegra la vista por los variados verdes de las cosechas de maíz, girasol y los amarillos de la cebada y del trigo.
 

La jornada comenzó en el Gran Hotel Margitsziget, superior, situado en la bellísima isla Margarita, en el centro del río Danubio. www.danubiushotels.com, una joya para el placer y el descanso. En el recorrido se hicieron dos paradas antes de llegar a Pécs, ciudad Patrimonio de la Humanidad y Ciudad Europea de la Cultura en 2010, una para visitar Kecskemét y otra cerca ya de Pécs, para conocer el museo del prestigioso carnaval de Mohács, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.


La parada en Kecskemét, capital de unos 140.000 habitantes, se hace junto a un bello edificio, que resulta ser el teatro Katona, junto a la cruz barroca de la peste, como tantas otras levantadas en Europa central, con santos tan diversos como un San Sebastián lleno de flechas o un San Antonio que carga con un Niño Jesús más grande que él. La localidad cuenta con un bello Ayuntamiento levantado en 1896, para conmemorar el milenio de la llegada de las tribus húngaras al país y en un paseo llegamos a la monumental sinagoga, que era el templo de unos 800.000 judíos que había en el país y que fueron masacrados, algunos de ellos al borde mismo del Danubio en Budapest, siendo despojados de sus “ricos” presentes, como eran sus zapatos antes de ser fusilados a la orilla. (Hoy un monumento con varios zapatos conmemora este desgraciadísimo incidente de los nazis en la capital). Pues bien de los 800.000 judíos que había en Hungría ahora solo quedan unos 100.000 y ésta sinagoga se convierte en el Museo de la Técnica. Al lado se halla el precioso palacio Cifrapalota, que posee una excelente fachada modernista como si fuera un bordado hecho en la pared del edificio, una filigrana muy sutil y delicada.


Antes de pasar por el pueblo de Mohács, de unos 20.000 almas, buena parte de ellas dedicadas a la agricultura y a la ganadería, pasamos por el recién restaurado molino de San Nicolás, donde Norberto un guapo hombre que enamoró a todas las mujeres del grupo, en pantalón corto y con mandil, es el molinero que recibe trigo de todas las partes de la Tierra donde residen húngaros, lo muele al estilo antiguo y con ese pan se ayuda a los más necesitados el día de San Nicolás.  El molino lo visitan  unas 5.000 personas entre escolares y personas jubiladas. Un detalle: en las cercanías vemos en la húmeda tierra unos enormes caracoles que se dejan coger para ser fotografiados.


Y pasamos, en unos 8 kilómetros, a la población, donde Sofía, la guía turística nos lleva hasta el museo para explicarnos de manera sucinta el carnaval del pueblo, donde hombres vestidos y disfrazados con pieles de oveja, se convierten en “busos”, tocando enormes matracas, y hacen un paseo con mujeres vestidas tradicionalmente  queman en una hoguera muebles y otros objetos rememorando la quema de los malos humores y malos momentos vividos el año anterior. Es tan interesante este carnaval que procede del siglo XVIII, que  la UNESCO le ha declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2009, aunque a mí me recuerdan las Carantoñas de Acehúche (Cáceres), pues como dice el propio folleto turístico que nos entregan como documentación, los “busos” son algo que además se encuentran en otras naciones. www.busojaras.hu

Y de aquí a Pécs, pero eso ya es… otra jornada que aún no se ha vivido.