Estos días recorren oficialmente los Reyes de España los
Estados Unidos. Han concluido en San Agustín (La Florida), la ciudad más
antigua de ese país, que fue fundada en 1565 por Pedro Menéndez de Avilés y le
puso el nombre del santo patrón de su ciudad. Por cierto el apellido Rivero
procede de Asturias; concretamente en Avilés está la céntrica calle del Rivero,
donde se halla la ermita del Santo Cristo del Rivero.
Pues bien, tras esta visita de los Reyes, me viene a la memoria que el 12 de octubre de 1992
amanecí en ella y tuve un desayuno con el entonces alcalde de la ciudad. Me
acompañaban un matrimonio español y un griego. El alcalde me dio la enhorabuena,
en un perfecto español, por ser el Año
de España, el año del V Centenario del Descubrimiento de América, con la
Exposición Universal de Sevilla; el año
de las Olimpiadas de Barcelona y el año de Madrid como Capital Europea de la
Cultura.
Yo me encontraba en los Estados Unidos como asistente al
congreso mundial de los periodistas de turismo, que se celebró en Nueva York y
en la ciudad de Atlantic City, para proseguir después en un postcongreso por
Florida, por el parque de Disney, Daytona Beach y San Agustín.
Recuerdo que en Nueva York me alojé en un hotel de
Broadway, la zona de los teatros, donde por aquella fechas ponían “Los
Miserables”; intenté acudir a Radio City a un concierto de Frank Sinatra y aunque
la entrada costaba, al cambio 6.000 pesetas (36 euros) no pude ir porque era
miércoles y ese día “La Voz” descansaba. En su lugar lo cambié por ver la exposición
de José Ribera, el “Españoleto”, a pesar de que la muestra acababa de llegar
desde Madrid donde había estado en El
Prado durante varios meses.
El cuarteto de periodistas nos trasladamos al Parque
Disney donde tuve la oportunidad de ver los últimos adelantos científicos y por
primera vez oí hablar de un teléfono portátil; también pasamos por Daytona
Beach, donde está el famoso circuito de coches de carrera, pero lo que más me
interesaba era la ciudad más antigua de los Estados Unidos de América, San Agustín. Hubo un periodista amigo
libanés que ahora vive en Canadá, que me pidió cambiarme el post congreso, pues
él iba a una playa, sin embargo yo no tenía ningún interés. Yo vivía en Mallorca
y estaba harto de buenas playas.
Llegamos a la ciudad de San Agustín y nos dejaron solos
por la ciudad. Teníamos un programa que había que cumplir y lo primero que
estaba era acudir al castillo de San Marcos, un castillo donde estábamos
citados con un señor al que no conocía. Al primero que vi, un guardia en la
puerta le pregunté y, curiosamente, era él. Nos acompañó, como cicerone, por
todo el recinto. Se trata de un castillo a la orilla del río construido a base
de piedra de coquina y que en la guía que compré estaba citado un arquitecto
que llevaba por nombre Juan del Rivero y se contaba algo de Brozas. No sé, en
los muchos traslados que he tenido en mi vida personal, dónde está ese libro,
con el fin de poder contar bien toda la historia. Un amigo mío extremeño
fue no hace mucho hasta Miami, le
encargué que me comprara una guía, pero en este texto ya no aparecía lo que yo
leí en un librito anterior.
Recorrimos las calles, con mucho sabor a una ciudad
española; banderas de nuestro país y un gran reconocimiento a todo lo que es y
supone España. Esta tierra fue conquistada por Juan Ponce de León, el
conquistador de Puerto Rico, el que fundó la primera ciudad en esa isla, por orden
del gobernador brocense Nicolás de Ovando, a la que llamó igual que la ciudad
romana de Cáparra y que en Puerto Rico le quitaron el acento y la llaman
“Capárra”. Pues bien Ponce de León fue en 1513 a explorar y conquistar el
territorio más al norte de la Hispaniola (República Dominicana y Haití) y allí
llegó a una tierra muy florida, o bien llegó por la Pascua Florida. Sea como
fuere aquel territorio lo llaman Florida y allí “descubrió “la Fuente de la Eterna
Juventud.” Yo digo siempre lo mismo: Bebí
de esa agua y -no se lo aconsejo- ya ven cómo me quedé….sigo más viejo que en
1992.