Esta
tarde he estado en un acto muy singular: El funeral que ofrece la Real Academia
de la Lengua a Miguel de Cervantes y a los académicos fallecidos en el último año
y que son Antonio Mingote, Eliseo Álvarez – Arenas y Luis Ángel Rojo. El
funeral se celebró en el convento de clausura de las Madres Trinitarias, lugar
de enterramiento de Cervantes. El convento está situado en la calle Lope de
Vega, 18, de Madrid.
Al
acto acudieron numerosos académicos de la lengua y durante el acto religioso
cantó la misa el coro “Voces Huelgas”, dirigido por Luis Lozano Virumbrales. La
interpretación del grupo fue realmente deliciosa. Por cierto, en uno de los
altares había una imagen de San Pedro de Alcántara, atribuida a Juan de Mena.
Después
del acto el escrito José Luis Pardo me presentó al secretario perpetuo de la
Academia, Darío Villanueva, al que conocí hace años en un seminario sobre el Camino
de Santiago, en el que intervine como invitado por la Asociación de Periodistas
del Camino, para hablar sobre el Camino Mozárabe, o el Camino de la Vía de la
Plata. Igualmente saludé a Mario Vargas Llosa, al que tuve el gusto de conocer
una noche en Mérida cuando interpretó, como actor, una de sus obras.
Sin
duda, ha sido un acto privado, con muy pocas personas, y ha sido un homenaje
religioso a don Miguel de Cervantes y a quienes han cultivado las letras
españolas. Tras del acto, las religiosas Trinitarias ofrecieron un vino español
y dulces a los pocos invitados que llenamos el locutorio. Entre las once
monjas, que se dedican a bordar, a orar y hacer algunos pequeños trabajos para
un banco español, se encuentra Guadalupe de Lorenzo, natural de Casa de Don Antonio
y sobrina de Pedro de Lorenzo, periodista , escritor, académico de la Real de
Extremadura y primer socio de honor de la Asociación de Periodistas de Turismo
de Extremadura.