La jornada de hoy ha sido un sábado cultural y
entretenido en tres etapas por la villa de Madrid. La mañana comenzó a las diez
de la mañana con la visita a la ermita de San Antonio de la Florida, lugar
donde se encuentra enterrado el pintor Goya, quien trabajó en los preciosos
frescos de la ermita declarada hoy Patrimonio Nacional. La jornada cultural fue
organizada por la asociación cultural extremeña “Beturia”, que preside el
cronista oficial de Cheles (Badajoz), Jacinto Gil Sierra y que, a través de un
servidor se invitó a los miembros del Skal Internacional Madrid, acudiendo el nuevo socio del Skal,
Bruce Taylor, que durante años fuera director de la Oficina de Turismo del
Reino Unido en el extranjero.
La ermita de San Antonio de la Florida, diseñada en
estilo neoclásico por el arquitecto Felipe Fontana recibió en 1919 los restos
(sin cabeza) de Francisco de Goya, pues en el siglo XIX se estudiaba en europea
los cráneos de los muertos que habían sido importantes en vida. Allí reposan también
los restos de su suegro, el pintor Francisco Bayeu.
Cuando Goya trabajó en los frescos estaba ya en su
plenitud artística, con 52 años. Allí cambio la estética religiosa de oponer en
lo más alto de la cúpula el milagro de San Antonio de Padua, resucitando a un
muerto para que declarara en favor de su padre acusado de haberle asesinado.
Después ángeles y “ángelas” con alas de mariposa. Un amplio elenco de “ángelas”
entre las que se encontraba la Duquesa de Alba. Mientras el grupo "beturio"
visitaba la ermita, un grupo de unos 15 coreanos recorrieron las estancias
acompañado de un guía turístico en su idioma que hablaba bajo al micrófono para
que los extranjeros le escucharan con auriculares.
Esta ermita, que está catalogada como monumento
nacional, pertenece al Patrimonio Nacional y cedida al Ayuntamiento de Madrid,
es conocida desde siempre por las modistas,
que el 13 de junio tienen su baile en la plaza aledaña.
El grupo continuó hacia el cementerio más antiguo de
Madrid, donde están enterrados los 43 fusilados por los franceses en La Moncloa el 3 de mayo de 1808, cuando los
madrileños se levantaron cintra las tropas de Napoleón. Es aquí donde comienza
cada Dos de Mayo los actos oficiales del Día de la Autonomía de Madrid.
Y de aquí a la Casa de América a conocer la viuda
del malagueño Bernardo Gálvez, que ayudó a los americanos a lograr la
independencia de Gran Bretaña al ganar la batalla de Pensacola, primordial para
ganar la guerra Gálvez cabalgó a la derecha del presidente George Whashington,
en la conmemoración de esa independencia. La magnífica exposición cuenta la
presencia de España en México y los Estados Unidos, cuando España era una
potencia mundial en tiempos de Carlos III.
Entre las virtudes militares de Gálvez destacaba su
valor estando siempre al frente de sus tropas; magnánimo, al dar un trato considerado
a los prisioneros y sobre todo ser reconocido por tus enemigos. Los Gálvez
gobernaron amplios territorios hispanos en América: Su padre Matías fue el
virrey de Nueva España (México); su tío fue secretario de Estado (ministro) de
Indias y Bernardo -nuestro personaje- gobernador de La Luisiana, haciéndose
querer por la población de origen francés. Bernardo murió de disentería a los
40 años.
Hoy el pequeño pueblo malagueño de Macharaviaya,
situado en la comarca de la Axarquía, se encuentra hermanado oficialmente con
Pensacola.
Una tercera estampa de la jornada sabatina discurre en
una terraza cercana al Retiro madrileño,
y después un paseo rodeando el lago, lleno de barquitas, fue delicioso
en una tarde con cielo de azul velazqueño.