Hoy he escrito unas pocas palabras
para recordar que justo un 10 de febrero de 1976 llegaba, a mis 22 años, a la isla
de Mallorca en un avión de la compañía Aviaco, la hermana pequeña de Iberia.
A mi llegada, por la mañana, al
aeropuerto de Son Sant Joan, el día me recibió como hoy, frio y lluvioso. Esa
fue la primera jornada que supondría una estancia de casi 12 años, hasta el 25
de julio de 1987, cuando un barco de la Trasmediterránea me distanciaba del
puerto y de la Seo catedral, desde la lejanía aún recuerdo aquellos momentos,
tanto el de la llegada, como el de la salida a mis 34 años.
Durante esos once años y medio,
supuso un gran cambio en mi vida, De Mallorca me traje, en lo personal, dos maravillosos
hijos, buenos y fraternales amigos y una gran añoranza de la Roqueta, la comprensión
de la parte buena y menos buena de la sociedad mallorquina.
En lo profesional fue un lujo, desde
informar de la Casa Real, la entrevista a un secretario general de la ONU, hablar
con Gadafi o con el descubridor de un corazón artificial, sin olvidarme de las
cuatro horas que pasé, desayuno incluido, agarrado del brazo del escritor argentino
Jorge Luis Borges por la Cartuja de Valldemosa, la dedicatoria de una caricatura
que poseo del músico hispano - estadounidense, Xavier Cugat, o el paseo por las
calles de Palma de Mallorca, agarrado del brazo de uno de los grandes de la
Generación del 27, Rafael Alberti, con libro de poemas, dedicado, el titulado “Sobre
los Ángeles”.
Un dato curioso, siendo cacereño,
viviendo durante 15 años de mi vida a 33 kilómetros de la frontera de Portugal
y haber vivido durante el verano de 1974, poco después de la Revolución de los
Claveles, tuvo que ser Mallorca el lugar de donde saliera a pisar un país extranjero,
fue en octubre de 1979, en un largo viaje de cuatro semanas por América,
comenzando por Venezuela, Argentina y terminar en Brasil, todo ello, siendo
cronista de una Embajada Turística Balear, organizada por la empresa mallorquina
Viajes Barceló. Todo un lujo.
En Mallorca fui secretario general de
la Asociación de la Prensa, miembro fundador de la Asociación Balear de Periodistas
de Turismo y director fundador una agencia de prensa a la que llamamos “Mallorca
Press”, que dio la exclusiva de la llegada a Mallorca de dos personajes tan
curiosos como el general panameño Omar Torrijos o la entrevista del dictador
venezolano José Pérez Jiménez. Los dos llegaron a pasar unas vacaciones a
Mallorca. Fundé el Gabinete de Prensa del Aeropuerto de Mallorca; jefe de
prensa de la compañía aérea charter “Hispania”, la única compañía aérea
cooperativa en Europa. Me gustó bojear (dar la vuelta a Mallorca) en un barco de
la Trasmediterránea, viajar en un yate de la hija de un jeque árabe o entrevistar
al cantante Julio Iglesia, hasta que llegaron dos personas también famosas,
Paquirri y la Pantoja.
Me gusta el trabajo periodístico de
entrevistador y durante los once años realicé cientos de entrevistas a personas
con interés periodístico en los ámbitos isleños, nacional o internacional, de
las que me siento muy orgulloso, pero sin duda algún de lo que más satisfacción tengo es de mi familia. Mi madre tiene siete nietos, de los cuales cuatro son
mallorquines. Con ello está todo dicho: Mallorca
está muy metida en mi corazón.