Acaba de morir uno de los grandes de
la canción española: Camilo Sesto. Con
él tuve, a lo largo de mi vida profesional, tres encuentros. Dos como cantante
y uno como entrevistado. Vayamos por partes.
Siendo este periodista un joven
estudiante en Madrid, de unos 20 años, con un grupo de compañeros me trasladé a
Valladolid con el fin de acudir a unas jornadas sobre la radio, en la que participaron
verdaderas personalidades de esta actividad. Allí me encontré con “monstruos”
como Boby Deglané, Victoriano Fernández Asís, o José Luis Pecker, con el que,
con el tiempo, me unió una gran amistad. Por la noche se celebraba en un teatro
de la ciudad la representación de Jesucristo Superstar; era el momento cumbre
de Camilo Sesto con la jovencísima dominicana Ángela Carrasco, con la que me he
encontrado décadas después en el Madrid del siglo XXI. Presentaba el acto el
asesor religioso del diario ABC, el también periodista José Luis Martín Descalzo. El
teatro estaba a rebosar y un servidor ocupaba un palco a la izquierda del patio
de butacas. Vi la representación fenomenalmente. Todo un éxito de público.
Ya convertido en profesional y
trabajando como periodista en el diario Baleares, era la persona que cubría los
actos en el afamado Auditorum de Palma de Mallorca, en pleno Paseo Marítimo,
obra que fue inaugurada por el director Herbert Von Karajan, allá por finales
de los años 60. Se trataba de una moderna construcción que levantó el
mallorquín Marcos Ferragut, amante de la música clásica. Por cierto, en este edifico
fue donde se celebró el único congreso nacional del partido político de UCD, en
tiempos de Adolfo Suárez y en el que aquellos días sólo recibí cuatro horas de
asueto para bautizar a mi hijo recién nacido un 31 de enero. En este edificio,
que acogió a numerosas personalidades mundiales de la música y que acogió al
mejor festival de la canción el “Musical Mallorca” fue donde una noche aprecié
la buena voz de este singular cantante al que en América le llamaban el Sinatra
español.
Y la tercera anécdota fue la del
perro de Camilo Sesto que da nombre a este artículo. En los comienzos de los
años 80, un servidor creó y dirigió la agencia de prensa “Mallorca Press”, que
ofreció numerosas exclusivas periodísticas de los personajes que pasaron por
esta isla mediterránea: Un hombre que piso la Luna, un doctor que inventó un
corazón artificial, algunos jefes de Estado, desde Gadafi al general Omar
Torrijos, de Panamá, el secretario general de la ONU, de origen peruano, Javier
Pérez de Cuéllar, o los literatos Jorge Luis Borges o el gaditano, Rafael
Alberti, pasando por cantantes como Julio Iglesias, la italiana Rita Pavone o
el alicantino Camilo Sesto, por citar solo algunos de los personajes que he
tenido el gusto de entrevistar.
Una tarde de verano me traslado con
el fotógrafo de la agencia que dirigía a la zona este de la isla, concretamente,
por donde Camilo poseía un chalet y descansaba de sus giras por España y el
extranjero. Llego a la puerta, toco el timbre, me abren y un enorme perro
gruñendo a un escaso metro de mí está… a punto a abalanzarse. El fotógrafo se
refugia detrás de mi espalda. Enfrente el propio Camilo sentado a la sombra de
la casa, en una hamaca, me da las buenas tardes, pero yo desde la puerta viendo
aquel can casi rabioso y de malhumor, le digo: “O llamas al perro para
calmarlo, o no hay entrevista”. De verdad que… yo los tenía de corbata. Se calmó
la cosa y nos sentamos unas cervezas y la buena disposición del cantante hizo
el resto. Hoy, en el día de su muerte, recuerdo estos tres encuentros con este grande
de la canción española.
Y el que lea esto pensará que, una
vez jubilado, vivo ya de los recuerdos: pues no, porque desde hoy mismo estoy
gestionando mi participación en un programa de turismo en ClickradioTV, la
primera radio española que se emite por internet o bien me han programado ya varias
conferencias: “Mujeres ilustres”, en Fuenlabrada; “Baeza, en la Biblioteca
Nacional de España”; “El jefe de Hernán Cortés”, en Plasencia, y dos charlas
más en Garrovillas de Alconétar: “El V Centenario del nacimiento de Francisco
Sánchez de las Brozas” y “Rocha Pizarro, obispo en el Condado de Alba de Aliste”,
un tío abuelo de un servidor. Y así uno anda viviendo el momento presente…
hasta octubre.