26 de marzo de 2009.
Mi último artículo trató de la autobiografía de Gerardo Diego. Un hombre de la Generación del 27. A raíz de esto, he pensado que podía tratar mis relaciones personales con los poetas de esta generación que nació con el homenaje a Góngora. ¡Uno va siendo ya mayor y conoció a verdaderas personalidades de la historia de la literatura española!
La primera persona que yo conocí fue al propio Gerardo Diego, siendo un mozalbete estudiante de Periodismo. Ya dije cómo una tarde me senté junto a él en la Biblioteca Nacional mientras mi paisana Pureza Canelo desgranaba sus versos recién premiados con el Adonais.
Otro integrante de esta generación fue Dámaso Alonso, excelso poeta y que alcanzó el rango de director de la Real Academia Española. Una tarde me tropecé con él por una calle de Madrid. Como con Gerardo no hablé nada con él, ni siquiera le saludé, dada mi proverbial timidez adolescente.
La persona de la Generación del 27 que más traté fue Rafael Alberti, al que conocí en Mallorca y al que le entrevisté para el periódico “Baleares”. Aún recuerdo el título de la entrevista “La izquierda entra en los Ayuntamientos”. Le debió gustar tanto que a los pocos días me dedicó una tarjeta a la redacción con el siguiente texto: “A Francisco Rivero, gracias” y un dibujito que le gustaba hacer.
Estuve con Rafael toda una mañana paseando por Palma de Mallorca. Me asombró su vitalidad y agilidad para un anciano de 80 años. Estaba fuerte y poseía una fuerte voz. Por la noche daba un recital poético junto a Nuria Espert, la magnífica actriz que conocí en el teatro romano de Mérida, interpretando Medea. Algún día contaré la anécdota de este representación.
Pues bien, recuerdo que fui al recital que se celebraba en el castillo de Bellver, y estaba tan lleno que me senté en el suelo a escuchar las preciosas voces de ambos artistas. Quedé gratamente impresionado del espectáculo. Aún conservo en casa, entre mis preferidos, el libro de poemas de Alberti “Sobre los ángeles”. Una dedicatoria personal con otro dibujo angélico es el recuerdo que me traje de aquella jornada poética.
Esto fue en el año 1979, hace ahora sólo 30 añitos. Recuerdo esta fecha porque en octubre de 1979 salía yo por primera vez hacia América y en el DC de Iberia que me llevaba a Caracas me encontré en el avión con Rafael Alberti y le agradecí una vez más las atenciones y las dedicatorias. Me dijo con su fuerte voz: “Ya está bien de gracias. Si yo te las doy a ti. No me las devuelvas”. Y continuamos el viaje y en octubre de 1979 pisé por primera vez tierra americana.
Y hablando de la Generación del 27 y América; los estudiosos consideran que uno de los principales escritores hispanoamericanos, Jorge Luis Borges también pertenece a ese grupo. Con Jorge Luis y su esposa María Kodama, pasé toda una mañana a solas con el fotógrafo Juanet del “Baleares” en los jardines de la Caruja de Valldemossa. Antes habíamos desayunado juntos en el hotel Victoria, acompañándome Francisco Rubén Ávila un periodista argentino, al que le ayudé en los papeles a ser español. Durante esa deliciosa jornada disfruté de la conversación con Jorge Luis. Me dedicó, bueno me hizo un garabato, un librito que me compré para el caso.