No me lo puedo creer: Hoy cumplo 65 años. Según me dijo mi madre, doña Mari Cruz Domínguez Flores, nací a las 7 de la mañana en la calle de la Cruz de Hinojal, una calle que tiene que ver con un bisabuelo materno.
Cuento la pequeña historia en unas memorias que comencé a escribir no hace mucho tiempo:
Nací un 27 de junio de 1953, el día de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, cuya imagen es un icono ruso, en el pueblecito de Hinojal del Campo, en la Comarca de los Cuatro Lugares, junto a Monroy, Talaván y Santiago del Campo, aunque diga que soy de la villa cacereña de Las Brozas, donde tengo casa y he estado unido por más de 60 años.
Don Andrés Flores Rodríguez tuvo tres hijas y un hijo; una de ellas mi abuela materna -Alfonsa Flores Vega-, pues bien los mozos del pueblo se subían desde una cruz de piedra que estaba en la fachada de su casa hasta el balcón con el fin de intentar ver a las hijas mozas de mi bisabuelo. El hombre, cansado de tanta felonía, decidió cortar por lo sano. Un día agarró un par de mulas y unas cuerdas gruesas, las ató a las piedras de la cruz y la derribó. Fue denunciado por la autoridad civil y también por el obispado de Coria Cáceres.
Hay que reconocer que yo no me acabo de creer que hoy es mi último día laboral. Una vida que ha pasado por Jaén, Badajoz, Bilbao, Mallorca y Madrid; en total más de 42 años de trabajo, desde mis prácticas en los periódicos Jaén y Hoy de Extremadura, así como en la agencia EFE, y en el periódico Baleares la emisora Radio 80; la agencia de la que fui propietario "Mallorca Press", la fundación del Gabinete de Prensa del Aeropuerto de Mallorca, jefe de prensa de una compañía aérea, y desde hace 30 años y 10 meses en el Servicio de Prensa de la "mejor empresa de España", Turismo de España, del que me siento muy satisfecho en, la medida de lo posible, contribuir a difundir las bellezas de mi país y atraer a visitantes, dando información de la labor desarrollada por la institución que promueve el turismo de toda España en el extranjero.
La vida laboral se ha cumplido; queda el resto de mi vida personal la que Dios me dé, disfrutando de los míos, mi familia, mis amigos (pocos), mis compañeros, más y mis conocidos por Extremadura, por España y por el mundo: Un hasta siempre a todos.