18 de marzo de 2009
El cronista tuvo la oportunidad de asistir al debate de patrimonio organizado por Hispania Nostra en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid donde se trató el tema de los centros históricos y espacios públicos con dos intervinientes de alto interés como eran el catedrático de Geografía Humana de la Universidad Complutense, Miguel Ángel Troitiño, y el arquitecto y urbanista, Francisco Pol, redactor del proyecto transformador de la Plaza Mayor de Cáceres, ganador del concurso convocado por el actual ayuntamiento.
Durante la exposición Troitiño dijo que en España hay unos 870 centros históricos con algún tipo de protección legal, pero que sólo se habla de unos 40 (Ciudades Patrimonio, grandes ciudades, centros históricos de interés turísticos, etc.), pero que de la mayoría de ellos, centrados en los cascos históricos de villas y pueblos singulares están poco menos que abandonados. Hay ahora una nueva idea urbanística y es que los espacios públicos van cambiando y son referencias de más allá de lo material.
Durante el debate se puso de manifiesto que algunos cascos históricos, como puede ser el de Cáceres, tienen vida sólo unas horas al día, siendo el resto de la jornada poco menos que un bonito parque temático sin vida alguna. Y esto lo comprobamos y sabemos los cacereños cuando paseamos a determinadas horas vespertinas o nocturnas nuestra ciudad monumental que parece un escenario de cartón piedra de película sin vida real en sus calles, plazas y lugares de tránsito.
El segundo ponente, Francisco Pol, habló de la dificultad de cambiar la tipología urbanística y vital de la actual Plaza Mayor de Cáceres, por ser un terreno alargado, desnivelado, complejo, con varios usos urbanos y encima con tráfico.
Con la reforma que propone a debate es que hay un Ayuntamiento que responde a las necesidades del profesional de urbanismo y que acepta las ideas propuestas para este enorme espacio urbano, multiplicando el uso del mismo en diferentes usos: ferias, festivales, eventos, grandes acontecimientos como el Womad, tan integrado en la vida ciudadana.
En la reforma de la plaza habrá elementos variados y efímeros en algún caso en el tiempo y en el espacio, como toldos, cultivos hidropónicos, mobiliario que sirva al efecto para la actividad o uso que se dé a la plaza en ese caso concreto. Además se sugiere devolver a este centro urbano lo que había supuesto en otros momentos de la historia, como la zona de los zapateros, en la fachada opuesta al edificio del Ayuntamiento, o bien en la zona asoportalada la zona de los Plateros y de los Escribanos. Estas partes se deslindarán con elementos en el suelo y en las paredes.
Por último, dejó para todo un debate ciudadano, la gran fachada de la muralla, contando con los elementos distorsionadores de los edificios que son las casas que aún se usan en el día de hoy, elementos que pueden ser rehabilitados, mantenidos o suprimidos definitivamente con el fin de resaltar las partes constructivas de la muralla, de mayor elemento histórico-artístico. El debate ciudadano está ahí.