20 de enero de 2008
Ayer volví a esta histórica villa portuguesa, en la cercana comarca de Beira, del Ayuntamiento de Idanha Nova. Se trata de una localidad agarrada a una montaña, cuya mejor enseña es ser un lugar lleno de trilobites, y donde la naturaleza se expande por detrás del castillo, en el río Pónsul, con todo su esplendor.
Es un pueblo pequeño, pero cuenta con oficina de turismo, donde informan de lo que se puede hacer en las cercanías. Por cierto, no se olvide visitar Monsanto, la aldea más portuguesa de todo Portugal, elegida con ese título en los primeros años del siglo XX, o conocer las Termas de Monfortinho, en la misma frontera con “Espanha”.
Un consejo, puede ir a comer al restaurante típico “El Javalí”, por fuera es un centro comercial de carretera; por dentro tiene su encanto dominguero y donde se ofrece comida: una buena y sencilla cocina regional
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