En 1993 tuve la oportunidad de viajar a Viena coincidiendo con un congreso de la Federación Mundial de Periodistas de Turismo. Viena es una ciudad encantadora, muy civilizada y limpia, donde destaca su urbanismo, su famosa catedral de San Esteban, la tarta de chocolate Sacher, que se ofrece en el hotel del mismo nombre y que tuve el gusto de probar allí mismo.
No hay que olvidar el parque de atracciones, donde se filmó la película de "El Tercer Hombre", interpretada por Orson Welles, ni tampoco el Danubio, que no es azul, pero que en alguna parte del recorrido ciudadano, cuando el día es claro, los azules del cielos vienés se reflejan en sus aguas.
Pues bien, no tuve oportunidad ni de poder ver la Escuela de Equitación Española, ni los Niños Cantores de Viena. Se me compensó con acudir a la ópera ofreciéndoseme como programa "Madame Buterfly".
Quince años más tarde, los Niños Cantores de Viena han venido a mí de manera singular. Coincidiendo con el Congreso Nacional de la Federación Española de Amigos de los Museos, celebrado este fin de semana en Cáceres, los jovencitos austríacos y de otras nacionalidades, dirigidos por un maestro de música peruano, deleitó al respetable con preciosas canciones comenzando con Carmina Burana, otras muy clásicas, y algunas muy populares, como "Ojos verdes", sin olvidarse de otras populares austriacas, a pesar de que en el grupo había además holandeses, georgianos, jamaicano...
Fue en la pieza de Ojos Verdes, donde el director les dejó solos y uno de ellos, bastante pequeño, tocó el piano y dirigió a sus compañeros. Tuvo más aplausos que ninguno. ¡Oiga, una maravilla!
No hay que olvidar el parque de atracciones, donde se filmó la película de "El Tercer Hombre", interpretada por Orson Welles, ni tampoco el Danubio, que no es azul, pero que en alguna parte del recorrido ciudadano, cuando el día es claro, los azules del cielos vienés se reflejan en sus aguas.
Pues bien, no tuve oportunidad ni de poder ver la Escuela de Equitación Española, ni los Niños Cantores de Viena. Se me compensó con acudir a la ópera ofreciéndoseme como programa "Madame Buterfly".
Quince años más tarde, los Niños Cantores de Viena han venido a mí de manera singular. Coincidiendo con el Congreso Nacional de la Federación Española de Amigos de los Museos, celebrado este fin de semana en Cáceres, los jovencitos austríacos y de otras nacionalidades, dirigidos por un maestro de música peruano, deleitó al respetable con preciosas canciones comenzando con Carmina Burana, otras muy clásicas, y algunas muy populares, como "Ojos verdes", sin olvidarse de otras populares austriacas, a pesar de que en el grupo había además holandeses, georgianos, jamaicano...
Fue en la pieza de Ojos Verdes, donde el director les dejó solos y uno de ellos, bastante pequeño, tocó el piano y dirigió a sus compañeros. Tuvo más aplausos que ninguno. ¡Oiga, una maravilla!
1 comentario:
Que mala suerte tuviste de no poder ver en tu viaje a Viena a esos niños cantores, pero luego al paso de los años has tenido esa preciosa suerte de conocerlos.
Viene como bien dices ha de ser preciosa como ese Parque de atracciones como su río Danubio y todo cuanto nos dás a conocer a los que no hemos tenido esa oportunidad.
Un gran abrazo.
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