12 de febrero de 2009
Siempre estaré agradecido a Luis Méndez por el hecho de declararse extremeño un día en su Mercedes, en un corto viaje desde la Feria de Madrid hasta el Palacio de Congresos de La Castellana. Luis Germán Méndez Gutiérrez, excelente fotógrafo y mejor persona, es primo hermano (primo carnal decimos en mi tierra) de Pureza Canelo Gutiérrez, esa adorable mujer, de sensible espíritu, que sabe plasmar en el papel el, verso que le brota de lo más profundo de su ser-.
Pues bien, conjugando el hecho de la extremeñidad con el cariño a su villa de Moraleja, se ha concretado en un libro de interesante contenido gráfico y literario, donde dos amantes de la belleza han plasmado su buen hacer. Pureza en los textos; Luis en las imágenes.
El libro tiene ya unos años, pero no importa, porque la belleza es imperecedera, aunque algunas de las casas y corrales, como dice Luis, ya se hayan caído de viejos o por la piqueta. Han sabido plasmar en un precioso volumen lo que fue y ahora es la villa industriosa y trabajadora de Moraleja, un pueblo trabajador, que ha ido creciendo en número de habitantes gracias a su laboriosidad trabajando duramente para sacarle a la tierra y sus regadíos el sudor de la frente de muchos.
En la portada, Luis, el fotógrafo que ha visto por su objetivo a verdaderas personalidades nacionales y extranjeras, se enamora de su pueblo y muestra bajo el arco del puente, la histórica Casa de la Encomienda de la Orden de Alcántara, de la que Pureza en sus textos dice:
Desde el ojo de luz
la poetisa del pueblo,
tornándose altiva,
os dice que desde siempre
sólo fuimos un nombre
Moradeagua
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