El vino siembra poesía en los corazones
Dante Alighieri
Ayer se presentó en el Museo Thyssen, con la asistencia de la baronesa, Tita Cervera, el libro “Navarra, la cultura del vino”, una preciosa obra del joven periodista Ion Stegmeier Blázquez.
Asistió un numerosísimo público interesado en los temas vinícolas y culturales. El acto se celebró en un coqueto salón en los bajos del Museo. Curiosamente había coincidía con otra actividad como era una cena de presentación de la feria de arte contemporáneo ARCO, que este año tiene como país invitado a India y a donde vendrán cerca de 240 galerías. Está considerada como una de las tres ferias más importantes del mundo de arte actual.
Pero no nos desviemos de la crónica principal: El vino y su cultura. La sesión comenzó con un corto vídeo donde se muestra, sólo en imágenes, lo que supone el vino en la historia y cultura navarras.
A continuación la presidenta de la Denominación de Origen, Pilar García-Granero, habló de los exquisitos caldos blancos navarros, muy desconocidos para el gran público; los dulces y afrutados rosados y los interesantes tintos, pues al fin y al cabo en un territorio tan pequeño como Navarra, donde hay tanta influencia de las variedades de uvas europeas se pueden encontrar Garnacha, Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot, el Camino de Santiago hizo que fuera la entrada de todas estas castas de productos vitivinícolas llegaran hasta las tierras del antiguo Reino de Navarra.
Con un 25 % de producción de rosados, hay un 70 % de tintos maravillosos, profundos y elegantes, aunque fuera una pena que este cronista no pudiera disfrutar de un vino de esta variedad porque en el magnífico cóctel que ofreció el catering Norema Salinas se terminó su existencia.
La extraordinaria obra de Ion Stegmeier se abre con un prólogo de Alberto Catalán Higueras, consejero de Relaciones Institucionales, se distribuye en nueve capítulos que habla de “ese algo” hasta de “la casa del vino” para concluir con una relación de bodegas de Navarra por sus fechas de fundación.
El vino en Navarra tiene historia. Comienza con el mundo romano, como se muestra en la bodega encontrada en el poblado de Arellano, hasta lasa bodegas Naparralde, Ullarte y Monastir, las tres últimas fundadas en 2008, sin olvidarse, por supuesto de la primera, la de Julián Chivite, situada en Cintruénigo, creada en el año de 1647.
El libro está adobado con una enorme variedad de fotografías de nueve profesionales, que ennoblecen la obra. El corto, pero encantador recital a cargo de Mari Carmen Montoya, acompañada al piano por Miguel Herrero, pusieron el broche de oro a un sencillo, pero recoleto acto de presentación del libro de La cultura del vino navarro, para pasar a un vino de honor muy bien servido. Al fin y al cabo, con queso y vino se anda el camino, pero los buenos caldos siempre serán una pasión por descubrir.
Con un 25 % de producción de rosados, hay un 70 % de tintos maravillosos, profundos y elegantes, aunque fuera una pena que este cronista no pudiera disfrutar de un vino de esta variedad porque en el magnífico cóctel que ofreció el catering Norema Salinas se terminó su existencia.
La extraordinaria obra de Ion Stegmeier se abre con un prólogo de Alberto Catalán Higueras, consejero de Relaciones Institucionales, se distribuye en nueve capítulos que habla de “ese algo” hasta de “la casa del vino” para concluir con una relación de bodegas de Navarra por sus fechas de fundación.
El vino en Navarra tiene historia. Comienza con el mundo romano, como se muestra en la bodega encontrada en el poblado de Arellano, hasta lasa bodegas Naparralde, Ullarte y Monastir, las tres últimas fundadas en 2008, sin olvidarse, por supuesto de la primera, la de Julián Chivite, situada en Cintruénigo, creada en el año de 1647.
El libro está adobado con una enorme variedad de fotografías de nueve profesionales, que ennoblecen la obra. El corto, pero encantador recital a cargo de Mari Carmen Montoya, acompañada al piano por Miguel Herrero, pusieron el broche de oro a un sencillo, pero recoleto acto de presentación del libro de La cultura del vino navarro, para pasar a un vino de honor muy bien servido. Al fin y al cabo, con queso y vino se anda el camino, pero los buenos caldos siempre serán una pasión por descubrir.
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