Ya estoy en la sala número 4 del terminal internacional de Bogotá. Llegué a la capital, procedente de Pereira, a las cinco de la tarde. Llevo tres horas y media dando vueltas por este enorme y anodino edificio – como son todos los aeropuertos- hasta meterme a esperar el vuelo directo que me lleve a Madrid.
Me he despertado en la finca Los Cisnes, de Pereira propiedad de un buen amigo mío, a las cinco de la mañana, ya que unas horas más tarde iban a hacerle un homenaje en la Asamblea Departamental de Risaralda (el parlamento regional). Se trata de César Augusto Rendón, al que conocí el pasado mes de enero en Madrid con motivo de FITUR. El hecho de que le hicieran este reconocimiento público se debe a que este año su empresa Cardisel dedicada a la inspección técnica de vehículos, cumple 12 años y César es un convencido ecologista: Quiere aire limpio y ahora plantar árboles autóctonos en su país. Ha firmado un acuerdo con Pro-Export, el organismo colombiano que promueven las exportaciones del país y el turismo más allá de nuestras fronteras. Algo así como nuestro ICEX (Instituto de Comercio Exterior) y Turespaña juntos, para ofrecer un árbol a cada ciudadano que realice la revisión del motor de su vehículo en su empresa. Hay que decir en su honor que César Augusto Rendón ha elegido un buen lugar para colocarla: Justo enfrente del Alto del Nudo, (en la foto) un monte donde el buen clima y el aire limpio se siente. http://www.cardisel.com.co
Una rápida visita a unas tiendas para adquirir recuerdos típicos y café colombiano así como a la Plaza Mayor, donde me encuentro la enorme estatua de Bolívar desnudo cabalgando y la Catedral repleta de feligreses, con las puertas abiertas escuchando la misa mayor del mediodía. El pueblo colombiano es muy religioso. En la capilla del aeropuerto de Bogotá hay gente piadosa rezando la oración que San Alfonso María de Ligorio, dedicó al Santísimo Sacramento.
En la salida de Pereira me registraron concienzudamente la maleta grande llena de ropa limpia y sucia.
Gracias a este registro vuela directamente a Madrid. Cuando estoy en la sala del aeropuerto de Bogotá la mandan desalojar y todos los equipajes de manos de todos los pasajeros son chequeados por la policía de frontera y de aduanas dispuesta a encontrar un solo gramo de sustancias no permitidas; ¡vamos, de droga!
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