Ha terminado Madrid Fusión, la gran feria internacional de la gastronomía, que este año ha sido dedicado a la, para nosotros, singular cocina de Corea.
He tenido la oportunidad de recorrer sus pabellones, llenos de nuevos y atrayentes productos para el buen comer: Uno cayó al principio de entrar en el auditorio municipal de Madrid, en uno de los stand de Corea y tuvo el placer de probar unos platillos singulares a base de verdura y de productos propios fermentados, algo propio de la cocina coreana. A eso lo llaman changachi y lo servían unas guapas mozas de ojos rasgados.¡Una verdadera delicia para el paladar!. Todo esto está patrocinado por la Korean Food Foundation, creada en 201 para preservar la cocina tradicional que las abuelas cocinaban en sus casas.
¿Y qué más ha visto uno? Pues de la mano de Cristóbal Martínez Villarroel, nieto de extremeño, y jefe de la central de compras del Club de Gourmet de El Corte Inglés, y de mi amigo y compañero de APETEX, Blas Esteban, recorrimos buena parte de lo que se exponía, tras saludar a Sacha Hormaechea, cuyo restaurante lleva igual nombre.
Allí, enfrente del stand de Gourmet Experience, de El Corte Inglés, estaban los vinos de pago del marqués de Griñón, del que me contó Álvaro Arias, el diputado de Turismo de la provincia de Cáceres, que se había llevado una buena impresión de la gastronomía de la provincia, cuando el marqués visitó el día anterior el pabellón extremeño de manos del presidente de la Diputación, Laureano León, cuando presentó los productos con denominación de origen de la provincia.
Claro que junto a los vinos de pago del Marqués estaba uno de renombre “Habla”, de Marcelino. Hoy por hoy, uno de los caldos señeros de Extremadura, sin que tenga que estar por ello en la Denominación de Origen “Ribera del Guadiana”.
Y para entrar en lo nacional, ahí están dos anuncios en el magnífico libro, más que catálogo, de 400 páginas de Madrid Fusión, de Torta del Casar y del jamón “Dehesa de Extremadura”, cuyo consumo recomienda la Fundación Española del Corazón.
En un reservado saludé y felicité a Arzak, quien se asombró por la felicitación y le dije por lo bien que hacía las cosas. Junto a él estaba Sergi Arola, a quien presenté hace años en un seminario gastronómico que organizó también Carlos Capel en el monasterio de Guadalupe, sobre la cocina de Extremadura y de América.
A la salida alguien me dijo “y también mío”, cuando le dije a uno de mis amigos que allí había una foto de un bien cocinero con dos estrellas Michelin, Toño Pérez, de Atrio, quien ahora se ha trasladado a la ciudad antigua de Cáceres, junto a la iglesia de San Mateo. Una joya. Una tarde me enseñaron la magnífica bodega de su restaurante.
Claro que Toño, junto a tres más. Paco Roncero, del restaurante “La terraza del casino”, de Madrid; Ramón Freixa y Dani García, de “Calima”, de Málaga, al que tuve el gusto de saludar en el AVE hacia la capital andaluza y cuyo restaurante “El Tragabuches” visité cuando durante un verano trabajaba en los cursos de la Universidad Complutense en Ronda, promueve la cocina española en la clases Business de la compañía aérea Iberia. ¡¡¡Todo un lujo!!!
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