El viajero ha tenido la oportunidad de
pasar una jornada de turismo en Cañaveral, a la que otros conocen como
Cañaveral de Alconétar o Cañaveral de las Limas, en plena Vía de la Plata, muy
bien organizada por Juliana Portero, miembro de la Asociación de Periodistas y
Escritores de Turismo de Extremadura.
El día comenzaba con una visita a la
entrañable, extensa y bien organizada biblioteca de un prohombre extremeño,
cual es Rafael García Plata, en compañía del escritor y heraldista Pedro
Cordero Alvarado, quien vivió hace unos 70 años en la villa de Cañaveral,
cuando su madre ejercía de maestra allí. Con el tiempo éste contaría en sus
memorias “Infinito es mujer” sus correrías por este pueblo y por el vecino de
Hinojal, en la cercana comarca de los Cuatro Lugares.
En el Ayuntamiento esperaban el alcalde
Emilio Durán y la concejala de Cultura, Elisa Jiménez, quienes recibieron al
grupo de los periodistas de turismo que realizaban una visita institucional
para conocer ese destino turístico que es la villa cañaveraliega, donde hay
intercambios de presentes: Una chimenea de barro para la Asociación y un
diploma para el pueblo. Desde hace meses, la Asociación de Periodistas y
Escritores de Turismo de Extremadura, APETEX, viene realizando unos recorridos
por los pueblos “menos turísticos y con más atractivos de la región”,
apartados, de alguna manera, de las grandes vías turísticas de la zona. Y hoy
toca Cañaveral, situada en las faldas de la sierra de su nombre.
La visita continuó por la fábrica de
los embutidos y jamones Mallo, donde fuimos atendidos por su propietario, el
joven y dinámico Pedro Mallo, que sabe vender sus productos por toda España a
través de Alcampo, Eroski, el Corte Inglés y que han llegado hasta China. Puedo
asegurar, por experiencia propia, que son unos excelentes productos del cerdo
ibéricos. www.mallo.es Y el recorrido continuó por la aún no terminada
casa de Cultura, restaurada por el maestro de obra José Manuel Ramos Donaire,
quien ha sabido sacar lo mejor del edificio destacando sus preciosas bóvedas
tanto bajas como altas y en las que ha patentado un rodapié para evitar la
humedad de los edificios antiguos.
Es la villa de Arco, más conocida como
Arquillo, un atractivo lugar que nos muest6ra Julián Orovengua, desde la que se divisa un amplio panorama,
tanto hacia la sierra como hacia el llano, llegando por aquí a alcanzar otras
atalayas lejanas como la Sierra de la Mosca, o de la Montaña, en Cáceres, y el
berrocal de Trujillo. Esta villa o lugar, que Franco la agregó al municipio de
Cañaveral, tiene solera histórica, aunque hoy sólo la compongan unas once
casas. Llegó a contar con ayuntamiento propio y unos 200 vecinos. Actualmente
es zona de descanso y recreo para los privilegiados que poseen una vivienda en
el lugar.
Tras el bien servido almuerzo en el
hostal Málaga, donde Alfonso, aún recuerda sus días de cine, como propietario
del Cine Málaga, y catar los bien servidos platos de Maite, concluye el
almuerzo con unos dulces elaborados por la Escuela Municipal de Cocina, todo
ello antes de salir hacia la dehesa boyal, donde el Ayuntamiento ha construido
seis apartamentos rurales que espera que en breve gestione una empresa privada, aprovechando las belleza naturales
del lugar, un campo de encinas y alcornoques, con charcas para pescar buenas
tencas, una zona amplia y bien aireada por los olorosos vientos que traen lo
mejor de la cercanas sierras, al abrigo del convento del Palancar. El atractivo
de la zona es encantador y los ciudadanos de la gran urbe bien harían en pasar
unas jornadas aquí para descansar del estrés y de la tensión.
La extensa jornada turística concluye
en el salón que alberga Radio Cañaveral
(radial 108,0 FM) donde en directo compartimos una hora de tertulia con
su director Antonio Canales, que entrevista a mis compañeros Antonio Bueno,
Pedro Cordero Alvarado y a un servidor, quienes comentamos las bellezas y los
atractivos de Cañaveral y su entorno. ¡Bien merece la pena volver!
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