Cae la tarde del sábado. La luz del sol
de un día lluvioso y con claros a ratos se oculta por el oeste. El viajero con
el alma sosegado aprecia y saborea la tranquilidad y calma del paisaje, asomado
a un balcón de la hospedería de la Sierra de Gata, levantada en el que fuera
convento de San Miguel, sugerido levantar aquí por San Francisco de Asís en su
peregrinación a Santiago de Compostela.
Enlace con la hospedería:
Los pájaros canturrean y el espíritu
del Pobrecito de Asís se extiende por las laderas del monte Xálima, de casi
1.500 metros de altitud y que separa Extremadura de Salamanca. Una campana del
reloj de San Martín de Trevejo señala las siete de la tarde, El alma goza de la
paz del lugar. Hay que saber apreciar los dones que Dios ha puesto en estos
campos enverdecidos por las constantes aguas caídas en este húmedo invierno de
febrero de 2014.
“Y al oeste, Portugal”, en palabras del
escritor Pedro de Lorenzo, el extremeño de Casas de Don Antonio. Al oeste, el
cercano Portugal que presta palabras a la singular lengua de la comarca: el mañegu,
que conforma la fala junto a los dialectos que hablan en Eljas y en Valverde
del Fresno.
La Sierra de Gata y su gente enamoran
al viajero en este viaje del Glorioso Mester de la Picardía Viajera… continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario