En esta
noche de luna
llena sobre
Casas Novas,
permitan que
les encante
a sus
corteses pessoas
rimando con
gracia y son
una
saudadosa trova
con sabor e
cheiro a campo
que del
corazón me brota.
Ana, Sole,
María Eugenia
-doncellas
fechas señoras-,
sabios
Nistal y Rivero
y el grande
señor de Moura,
ha sido un
placer juntarnos
en este
Hotel Rural rosa
que es
timbre de Portugal
y cofre fiel
de su historia.
Entre un
círculo de montes
que le
guardan y coronan,
habéis
repasado el césped
con pies de
sol y de sombra,
habéis
probado sus frutas:
ciruelas,
cerezas, pomas… ,
habéis
relajado el cuerpo,
habéis
palpado sus rocas,
vísteis al
agua ir riendo
por acequias
cantadoras
y
bronceasteis la piel
en sus
piscinas caldosas.
Ya a la
tarde paseasteis
por Pena
Aventura en obras,
del tiro a
la tirolina,
del
canyoning a la noria,
del paint
ball al tramplín
y del bar a
las canoas,
y ahora aquí
estamos brindando
con vino
branco en la copa
en una
taberna típica
que da un
buen gusto a la boca.
De vuelta a
Madrid contad
por toda la
España, toda,
la beldad de
estos paisajes,
su atmósfera
ruiseñora,
su cielo
añil cristalino,
sus huertos
y sus parroquias,
repartidos
por la estampa
curvilínea
de la flora
que va de Vidago
a Chaves
como una
mágica alfombra.
Amigos de
pluma y cámara,
sombrero,
cinto y redoma,
que el agua
del Alto Támega
os refresque
la memoria
cada vez que
algún turista
os pida un
viaje a la gloria.
Esta es,
aquí se encuentra:
en el Hotel
Rural Rosa.
¡Va por
vosotros, señores!
¡Va por
vosotras, señoras!
2 comentarios:
Un aprovechado viaje con la mejor compañía. ¡Que se repita!
Se repetirá, don Manuel. Gracias por tu presencia en este viaje y sobre todo gracias por tu amistad.
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