Lloviznando llegué al aeropuerto de
Palma de Mallorca , en un avión de la desaparecida compañía Aviaco, en la mañana del 10 de febrero de 1976. Me incorporaba como
auxiliar de redacción al periódico “Baleares”,
`pues aún no había acabado la carrera en la Facultad de Ciencias de la Información
de Madrid, con la primera promoción de periodistas universitarios de España.
Saldría de Palma de Mallorca un 25 de julio de 1987. Más o menos once años y
medio en la isla de Mallorca, desde los 22 a los 34 años, pero con una experiencia
en el mundo de la comunicación, aunque después me especializara en la comunicación
turística, de la que he impartido cursos por diversas universidades españolas y
por Iberoamérica.
Y en este intervalo de tiempo una
rica experiencia en el periódico “Baleares”,
en la Hoja del Lunes, en Radio 80, en la agencia de prensa Mallorca Press, que
creé con otros compañeros periodistas de la isla y hasta en el “Diario de
Mallorca”; ser secretario general de la Asociación de la Prensa de Baleares y
concluir mi etapa profesional fundando el gabinete de prensa del Aeropuerto de
Mallorca antes de recalar en el Gabinete de Prensa de la Secretaría de Turismo
de España, todas grandes experiencias personales y profesionales.
Un servidor entrega un regalo al compañero mallorquín Antonio Agustín Bonet en presencia del vallisoletano Ángel Cobos Trigueros y del barcelonés Jordi Casasnovas Aragonés
Y todo esto viene a cuento del libro
que acabo de recibir titulado. “Diario Baleares (1975 – 1984. Crónica de una
transición. De Falange al PSOE, escrito por el que fuera mi redactor jefe,
un joven de 24 años, llegado desde Burgos, Miguel Moreno Gallo, que ha editado en
la colección Biblioteca de Ciencias de la Comunicación, de la editorial Fragua,
donde explica el desarrollo de este periódico, el más importante de las islas
tras la muerte de Franco y la transición hasta deshacerse por completo después de
la venta al Grupo Serra que dirigía un antiguo periodista del “Baleares”, Pedro
Serra.
Miguel Moreno explica que “detrás de las páginas del periódico latían
unas historias personales y profesionales. Una crónica de los momentos convulsos
de la transición democrática, de la vida cotidiana en las islas y de “Baleares”,
el diario de mayor difusión en el
archipiélago que terminó desapareciendo después de ser privatizado”.
El periódico ha formado parte de mi
vida, con compañeros muy jóvenes, yo comencé allí, con 22 años, tras pasar unas
prácticas por Jaén, Badajoz y Bilbao que me sirvieron de mucho y debo a “Baleares” la gran experiencia de mi
vida de conocer a grandes personajes del mundo, desde un secretario general de
la ONU, a varios jefes de Estado, empezando por el Rey Juan Carlos, al que
estuve a punto de llamarle en una información “Bandido” como se recoge en el
libro; o al presidente de los Juegos Olímpicos de Barcelona, sin olvidarse de dictadores como Gadafi, el venezolano Pérez
Jiménez, o dos de los tres miembros de la Junta Militar Argentina con Videla; escritores
como Jorge Luis Borges, Rafael Alberti, actores de primera, artistas, como
Julio Iglesias, Lola Flores, Rocío Dúrcal o el mallorquín Lorenzo de Santa María;
economistas, del mundo del deporte internacional, o sencillas personas de “Sa
Illa” (la isla) que eran referentes un día por alguna noticia local y… hasta
formé parte de un singular partido político que quería la independencia de los
periódicos de la antigua Prensa del Movimiento “ULE” Unión por la Libertad de
Expresión.
Pero lo que en realidad cuenta este
libro es la magnífica labor que realizó una redacción compuesta por jóvenes peninsulares
que sustituyó en la mayoría de los casos a los periodistas veteranos del periódico
franquista y le dio un amplio toque de libertad y de pluralidad ideológica,
algunos de los cuales siguen siendo periodistas actuales y rigen los medios
informativos oficiales de las islas.
Miguel Moreno ha hecho una magnífica
radiografía del diario “Baleares” a
los que muchos añoramos por su buen hacer profesional y porque en él nos
criamos. Sin duda fue una escuela de periodismo para una buena tanda de
profesionales que después nos hemos desperdigado por España y, en algunos
casos, por el extranjero.
Es una gran lección del Periodismo… de antaño.
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