El cronista ha pasado toda una mañana en la ganadería Fernando
Guzmán, a tan sólo a unos 40 kilómetros al norte de Madrid. Ha sido invitado
por la Fundación Toro de Lidia, junto a corresponsales extranjeros de los
Estados Unidos, México, Inglaterra, Alemania, Turquía y China a conocer el día
a día de una ganadería de toros bravos, que está situada en el pueblo de
Cabanillas de la Sierra, de unos 830 habitantes.
Fuimos recibidos por el dueño de la explotación, Fernando
Guzmán, quien nos dijo que ya su abuelo se dedicaba a la crianza y venta de
toros bravos, de la casta denominada Santa Coloma. La ganadería desapareció
durante la guerra civil española y se ha recuperado gracias a la buena labor de
su padre y que ahora prosigue él en sus cerca de 400 hectáreas repartidas por
este pueblo madrileño en lo que se denomina dehesa, una naturaleza que conserva
un ecosistema en el que se crían y alimentan los toros bravos, que produce
hierba de mucha calidad y muchos árboles que son fresnos.
La finca posee una plaza de tientas, construida en 1940,
donde se tientan a las madres para saber cómo serán sus crías y se eligen
algunos novillos o toros jóvenes para saber que se seleccionan por su bravura,
aunque curiosamente estos novillos erales, de dos años, no van a la plaza de
toros, pues los que han sido toreados ya no sirven para novilladas o corridas,
pero si se sabe cómo serán sus hermanos de crianza.
Los sementales están con las vacas de abril a
septiembre para que la paridera empiece en febrero y así haya pasado lo peor
del invierno siendo duro por esta zona de Madrid, muy cercana a las montañas.
La Fundación del Toro de Lidia es la entidad que aglutina
y representa a todo el sector del mundo de toro (toreros, empresarios de plazas
de toros, aficionados) con la misión de defender y divulgar la tauromaquia.
En España existen 880 ganaderías destinadas a la cría del
toro bravo, que pastan en más de 500.000 hectáreas. Durante la temporada del
presente año, casi un millón de personas acudieron a la Plaza de Toros de las
Ventas, en Madrid, la más importante de mi país, pues los festejos taurinos
celebrados este año han aumentado un 15 % respecto a 2019 el año anterior a la
pandemia de Coronavirus. La tauromaquia es el segundo espectáculo cultural,
insisto cultural, de España, tras la exhibición de películas extranjeras.
En la ganadería de Fernando Guzmán acudieron dos jóvenes
toreros. Un novillero, Guillermo García Pulido y el matador de toros, de tan
solo 22 años, Francisco de Manuel, triunfador del trofeo Chenel, quienes
explicaron, en toreo de salón, el símbolo del traje de luces de torero, así
como se torea con capote y con muleta. Fue una jornada inolvidable.
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