El pasado fin de semana he volado desde Madrid a Lisboa. He pasado por mi tierra y he visto mi pueblo desde el aire. Ver a Brozas desde 10 kilómetros de altura es algo que llama la atención. No era la primera vez.
Recuerdo ese momento en el que llegando de Méjico junto al escritor Manuel Vázquez Montalbán sobrevolamos Lisboa y poco tiempo después divisé el ángulo del río Tajo con su afluente el Alagón. Estábamos cerca de Brozas.
El pasado viernes disfruté viendo el contorno de toda su charca, la que está junto al pueblo y recorrí en menos de un minuto, todo su contorno. La iglesia de Santa María, la plaza de Ovando... y hasta la calle Palacio donde se encuentra mi casa y allá abajo estaba mi madre.
Como broma le había dicho esa misma mañana: "Sal a saludarme a la terraza que pasaré muy cerca de ahí". Y se echó a reir.
Vi Brozas desde la lejanía de diez kilómetros de altura y el corazón se me hinchó de gozo. Iba a Lisboa a una cata internacional de vino que organiza un buen amigo mío, pero esa es otra historia que también contaré en breve.
Para ver bien la foto hay que hacer doble clic en la misma y se agrandará hasta ver Brozas, su contorno y hasta el pantano de Alcántara con la desembocadura del Alagón en el Tajo.
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