Estos
días, tras el salto del austriaco Félix Baumgartner, que vi emn director por televisión,
he estado tentado a escribir un artículo sobre mi experiencia con Buzz Aldrin,
el segundo hombre en pisar la Luna, inmediatamente después de Neil Amgstrom.
Esta inquietud me surgió tras el gran éxito de la llegada a Marte del
Curiosity. El otro día cuando iba de viaje, camino de Madrid, me enteré de la
muerte de Armstrong al escuchar por la radio la noticia. Era el momento ideal
para hacerlo, pero lo dejé en el tintero.
Me
volvió a recordar el asunto, sin quererlo, mi sobrino Roberto, que vive en
Mallorca y no se había dado cuenta que una noche de luna llena, como es la que
ha vivido en Las Brozas este mes de agosto, produce sombra como si fuera de
día. Un joven inquieto y observador, pero que al vivir en una ciudad no se
había percatado de ello. Fue la noche de luna llena cuando fue a cenar con sus
amigos a la charca del pueblo. Volvió encantado con tal fenómeno
Y
finalmente, TVE le dedicó un “Informe Semanal”, el programa de televisión más
veterano de toda Europa, a Neil Armstrong con
motivo de su muerte. Definitivamente, me recordó mi cercanía a dos
grandes astronautas como Aldrin y Pedro Duque, con el que coincidí un mañana en
el Ministerio de Industria y quejándoseme que allí abajo- por el Bernabeu- se
gastan cada años miles y miles de millones de pesetas y que las autoridades y
el pueblo español no sabían aportar el suficiente dinero para la investigación
espacial. Hoy Duque trabaja en la Agencia Europea Espacial, todo un referente
de la ciencia española y prácticamente olvidado. Recuerden que otro astronauta
español es de origen extremeño, concretamente de Badajoz y algo llevó de
nuestra provincia hermana al espacio.
Con el astronauta norteamericano
coincidí hace más de 25 años en el hotel Victoria de Palma de Mallorca, Me
sirvió de intérprete el jefe de recepción, buen amigo mío que me dio ciertas
informaciones a lo largo de su vida profesional, como la llegada a Mallorca del
general panameño Omar Torrijos y alguna otra más. Antonio, que así se llamaba el
profesional del turismo, llegó a ser director de un hotel en la zona norte de
la isla, en Alcudia, y años más tarde tuvo la delicadeza de invitarme al hotel
y regalarme la suite un par de noches, desde donde pude ver la magnífica
actuación de “The Platers”, su inolvidable “Only you”. Un regalo de buena
amistad.
Como
decía, un día me entero que Buzz Aldrins se encontraba de vacaciones en
Mallorca. Había que localizarle. Le encuentro en el hotel Victoria, uno de los
mejores establecimientos hoteleros con unas preciosas vistas sobre la bahía y
la catedral mallorquina. En aquel lugar encantador charlé, delante de un café,
tranquilamente, con uno de los hombres que ha hecho historia en el siglo XX, un
Cristóbal Colón de nuestro tiempo. Me quedé maravillado de sus respuestas, de
su filosofía ante la vida. No tengo ahora mismo delante la entrevista publicada
en el diario “Baleares”, pero sí me viene de pronto dos cosas. Sus sentimientos
personales al estar tan lejos de la Tierra y ser un héroe mundial y saber el ánimo
espiritual que le embargaba. Recuerdo su respuesta cuando le pregunté qué
sentía cuando estaba en la parte oculta de la Luna, la que no podemos ver nunca
desde la Tierra o bien la cercanía de Dios. En ambos casos me dijo que era un
gran sentimiento personal, ya que no se
podía describir algo que no había visto nunca ojos humanos o bien la
religiosidad del ser, empequeñecido por la grandiosidad de la naturaleza,
regalo de Dios. ¡Que cada uno lo interprete según su buen saber y entender!
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