Esta ciudad del norte de Portugal es la ciudad de la artesanía, cuyo elemento distintivo es un gallo de cerámica de vistosos colores que da identidad a todo el país luso.
Y este gallo tiene, como no podía ser menos, su propia leyenda: Había en la zona numerosos robos de mucho valor, entonces un día las autoridades decidieron descubrir al culpable. Un buen días un gallego, peregrino hacia Santiago, pasa por la zona y le denuncian como culpable de tantos delitos. El gallego dice y grita que no es culpable, pero lo llevan ante el juez y éste le condena a ser ahorcado por tales delitos. El gallego le rebate que para demostrarle que es inocente habrá un acto singular que lo demostrará.
Al condenando lo llevan al patíbulo pero es colgado; no muere porque Santiago se compadece de él y lo sujeta por los pies para que no sea vencido y ahorcado por la cuerda. Mientras tanto el juez se va a cenar y el gallo que estaba asado se levanta del plato y canta. Ese acto demuestra que el joven gallego es inocente. Desde entonces el gallo es símbolo de Barcelos y también de todo Portugal. Y por supuesto también son lis trofeos que se entregan como premio en el festival de cine, trofeos que han sido elaborados por los artesanos de la ciudad.
El gallo de Barcelos está por todas las calles y plazas de la ciudad, dándole un toque turístico. No hay lugar de la localidad donde no se encuentre este símbolo, incluso en el Museo Arqueológico al aire libre, abierto incluso durante la noche una preciosa cruz del siglo XIV narra al viajero la historia de tal leyenda.
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