Conocí al cantante y compositor
Antonio Morales, más conocido como Junior un día de verano de 1974 en que lo
entrevisté en Badajoz. Fue una tarde calurosa de verano y la entrevista está
guardada en la colección de recortes de prensa que poseo en la villa de Las
Brozas. Buena parte de mis trabajos están allí.
Recuerdo sólo una anécdota de este
agradable y melancólico cantante, por el que suspiraban las chicas de mi época,
al ser mucho más guapo que su colega Juan Pardo, con el que cené una noche en
la Casa Gallega de Palma de Mallorca, junto a su hermano militar. La anécdota consistió
en que me ofrecí a enviarle el recorte del periódico donde figuraba la
entrevista, pero Junior, amablemente, declinó diciendo que estaba suscrito a la
agencia de recortes de prensa Camarasa, con la que décadas más tarde yo trabajé
y me enviaba todo lo que se publicaba de turismo en la prensa española.
También con el tiempo conocí a
Marieta, María de los Ángeles, más conocida como Rocío Durcal. Fue una tarde en
la que ella iba a actuar en las Galas OTA, en la sala de fiesta de Tito’s, en
plena plaza de Gomila de la ciudad mallorquina. Marieta, como la llamaban sus
amigos, y yo salíamos del hotel Meliá en pleno Paseo Marítimo, muy embarazada
de su hija Sheila, a la que vi trabajar una noche en el Palacio de Congresos de
Madrid, antes de la magnífica actuación de “Los Niños del Coro”. Esa tarde mallorquina, una joven se abalanzó sobre Rocío
para pedirle dinero ya que la habían robado. Le dije a Rocío que se marchara
que yo atendería a la chica, que por cierto dijo hospedarse en el mismo hotel
Meliá. La pedí que llamara desde su habitación a alguna persona conocida y que
le hiciera una transferencia de dinero por giro postal, Me hizo caso y al final
de la noche hablamos del incidente: Su cuñado le había enviado el dinero para
pagar el alojamiento y algo más.
Todo esto me viene ahora a la memoria,
tras la trágica muerte de Marieta por su cáncer y el fallecimiento de Junior, pareja
guapa, famosa y desgraciada por las
desavenencias familiares que éste ha tenido que padecer recientemente. Al
final, la muerte, todo lo cura. Los hijos ya son herederos de todos.
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