El viajero se encuentra por Granada,
esa ciudad embrujada por el alma árabe, visitando en una primera jornada la
ciudad cristiana. Me han informado muy bien en la oficina municipal de turismo
que en la planta baja del Ayuntamiento dirige Gracia Peregrín. Sugiero adquirir
la tarjeta turística “Granada card”, que
da derecho a una serie de ventajas a los turistas que deseen conocer de una
manera más apropiada la ciudad.
Pero antes de seguir, un importante
consejo de amigo: No se le ocurra circular con su coche particular por la
ciudad. Cámaras de televisión grabarán su matrícula y habrá una buena sanción.
Estaciones en un parque público y vaya andando, tome un taxi o los buses
urbanos. Me lo agradecerá.
Pero esto no quita que Granada sea
una ciudad hermosa que merece la pena recorrer a pie. Visite la catedral, un
precioso templo renacentista en cuya sacristía se encuentra la bellísima
Inmaculada de Alonso Cano, una joya de la imaginería española. Por si lo saben,
mucho tiempo antes que la Iglesia definiera en 1854 el dogma de fe de la
Inmaculada Concepción, en Granada se veneraba ya este misterio mariano.
Y pegada a la catedral, la Capilla
Real, uno de los lugares más interesantes de la historia unida de España,
porque en ella están enterrados los Reyes unificadores de esta nación: Los
Reyes Católicos Isabel y Fernando, así como su hija y yerno, Juan la Loca y
Felipe el Hermoso. Un bello edificio tan singular que es obligatorio conocer
para un español que desee saber cómo se formó su nación. Un pequeño museo
completa la visita.
Y allí mismo, a la entrada de este
singular edificio hay uno de los restaurantes con más solera de Granada, sino
el que más, el “Sevilla”. Fue fundado en 1930 y desde entonces permanece en la
misma familia. Su chef, Dani Álvarez, me cuenta que aquí se sentaba a charlar
con su abuelo Federico García Lorca o el músico Manuel de Falla. Otros ilustres
que han comido en sus mesas originales que aún se conservan, el poeta Rafael
Alberti -del que guardo un gran recuerdo de su paso por Mallorca- el gran
pianista polaco Arthur Rubinstein, el maestro de la guitarra española Andrés
Segovia, o el recientemente fallecido Adolfo Suárez.
Pero con ser importante las
celebridades que han pasado por aquí, a mí me gustó el menú degustación, que
Dani me fue explicando con cariño pues ya se sabe que un buen plato comienza
con el mimo que se le pone al cocinarlo. Y cito de memoria: Salmorejo con
cabezas de espárrago de Huétor Tájar y almendras tostadas, boquerón relleno de
morcilla de cebolla casi cruda (en la foto), pastela marroquí con carne de ibérico y enrollado de
sobrasada con queso granadino, bacalao con huevo, cebolla casi cruda y cuscús y
para terminar rabo de toro con puré de patata. Un buen vino y un postre a base de mousse de chocolates
hicieron las delicias a mi estómago y pude seguir en ruta por la Granada cristiana.
La escuela de cocina de Dani no pudo
ser mejor: La Cónsula de Málaga y Juan
Mari Arzak. A ello se le añade su profesionalidad y buen gusto, con lo que
todo está dicho. Le he dado al me gusta en Facebook y soy el 1103. ¡Pues sí que
hay gente que le gusta el Sevilla! http://www.restaurantesevilla.es/
Tras pasar por el zoco árabe de la
Alcacería, entre el restaurante y la catedral, encaminé mis pasos por la calle
San Jerónimo al monasterio de igual nombre. Una monja india, que habla un
español mejor que yo, me recibió al llegar y con una pequeña guía que no cuesta
más que un euro pude seguir paso a paso, el claustro del monasterio levantado por
el arquitecto Diego de Siloé, pero sin lugar a duda, lo mejor fue la iglesia,
uno de los templos cristianos más bonitos. Fue fundado por los Reyes Católicos
y es la tumba de otro personaje histórico: El Gran Capitán.
El día ha sido largo. Lo mejor dirigirse
al hotel porque mañana toca la Granada musulmana y qué mejor que recalar en el
hotel Alhambra Palace, uno de los hoteles históricos del turismo español levantado
a escasos metros de la Alhambra por el Duque de San Pedro de Galatino en 1910 e
inaugurado por el rey Alfonso XIII. Estamos en los comienzos del turismo
español cuando a Granada llegaban… ¡18.000 turistas al año! Un precioso detalle es acudir de noche a la
terraza que domina todo Granada. Un cóctel en ella es el mejor regalo que uno
puede darse.
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