Se cumplen 80 años de ese gran escritor
que es Mario Vargas Llosa, al que tuve la oportunidad de saludar en Mérida cuando
un verano se dedicó a ser actor y estrenó una de sus obras en el teatro romano.
En otra ocasión, al ser uno de los pocos invitados en la misa que anualmente la
Real Academia de la Lengua celebra en el Convento de las Trinitarias Descalzas,
donde está enterrado Miguel de Cervantes, volví a coincidir con él. La tercera
fue ayer en la Casa de América, donde tuvo lugar el Seminario Internacional: “Vargas
Llosa: culturas, ideas y libertad”.
Nadie puede decir que el maestro no
ame la libertad. Se enfrentó políticamente a Fujimori en su Perú natal y perdió,
perdió con honor, mientras que Fujimori quedó en la Historia como un elemento
negativo y nefasto para su país. En el primer día del seminario le arroparon
políticos españoles, como Rajoy Aznar o González, lo que da idea de la
equidistancia de Vargas Llosa un hombre liberal de centro izquierda. Apoyó la
revolución cubana y después se enfrentó públicamente a ella por falta de libertad.
No le gustan los populismos, ni por supuesto el de la actual República de
Venezuela, con Maduro al frente.
En el primer día le apoyaron también
los ex presidentes de Chile; Sebastián Piñera; los de Colombia, Andrés Pastrana
y Álvaro Uribe y el de Uruguay Luis Alberto Lacalle, al que tuve el gusto de
saludar ayer mientras echaba un pitillo.
La jornada del 30 de marzo estuvo
dedicada a la literatura, con una formidable intervención del empresario
mexicano Ricardo Salinas Pliego, quien en poco más de 20 minutos, difundió la
idea de la importancia del empresariado en la creación de riqueza y en la
formación en libertad de la sociedad, a la que ha de servir con cultura. Ricardo
posee una fundación que colabora en más de 40 proyectos culturales en todo el
mundo iberoamericano.
La tarde continuó con una mesa
redonda con tres escritores de la talla de la académica de la Lengua, la mallorquina
Carmen Riera, quien fue la persona que resumió en una sola frase quien es
Vargas Llosa, “la persona que defiende
por encima de todo la libertad”; Fernando Savater habló sobre la ética como
une reflexión personal sobre la libertad. Y mi paisano de Ibahernando
(Cáceres), Javier Cercas, el autor de “Soldados de Salamina” dijo utilizando palabras
de Vargas Llosa que “en el corazón de
toda novela aparece siempre una protesta”.
Pero el plato fuerte, esperado por
todos, fue el diálogo entre los Premios Nobel el peruano-español, Mario Vargas
Llosa (2010) y el turco Orhan Pamuk (2006). El comienzo de la conversación giró
en las influencias literarias que tuvieron uno y otro al inicio de su carrera
literaria. Para Vargas Llosa, fue el escritor francés Gustavo Flaubert el que
con su trabajo diario, callado y
fatigoso, culminaba un texto frase a frase y “así consiguió la perfección en el lenguaje transparente ya la nivela “Madame
Bovary” vuela por sí misma”. Yo era como él, me costaba redondear una frase no
tenía genio y lo suplí con el trabajo, como el maestro Flaubert. No quería ser
un escritor mediocre, así que decidí trabajar, trabajar y trabajar”. El escritor turco, Orhan Pamuk, nació en una
familia burguesa, de ingenieros y arquitectos, pero arrasó la biblioteca de su
padre repleta de obras de escritores franceses, pero reconoció que tuvo grandes
influencias de Proust, Mann, de Tolstoi y de Dostoievski, y también del
argentino Jorge Luis Borges, “quien me
ayudó mucho a usar el material, antiguo otomano” y de William Faulkner supe
usar la técnica.
La conversación anduvo por los
derroteros de cómo se escribe y cuando se escribe, pero concluyó, sugerido por
Pilar Reyes, la directora editorial de Alfaguara, sobre un tema tan actual como
los inmigrantes de África y Oriente Medio en Europa. Ambos escritores, implicados
con una actitud social, dijeron que “los
inmigrantes no quieta el trabajo a nadie en una Europa envejecida vienen a
realizar la labor que los europeos no quieren hacer” (Vargas Llosa) y Pamuk
se mostró enfadado con Ángela Merkel por contradecirse a sí misma y no aceptar
a los refugiados en Alemania y sí pactar con Turquía un dinero para hacer que
los turcos pongan el muro para que los emigrantes procedentes de zonas de
guerra no alcancen la soñada Europa.
Y termino con una frase Pamuk que me
caló profundamente: “Me gusta más pintar
y disfruto con ello pero cuando escribo me
siento más sabio”.
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