Esta mañana he estado presente en la
manifestación, en la Plaza de Colón de Madrid, a favor de la unidad de España,
y que el presidente del Gobierno de mi país quiere romper cediendo a las presiones
de los independentistas catalanes para que le den sus votos a los Presupuestos
Generales del Estado. De esta manera se puede quedar unos meses más ocupando el
sillón de la Presidencia del Gobierno en lugar de convocar elecciones como el
mismo Sánchez dijo en el Parlamento español en el discurso de la moción
de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy ¡Cómo para creeerle!
Hasta destacados socialistas han
visto que esta alianza con los independentistas, cediendo a todas sus peticiones,
incluso a ese “relator” internacional para que los abusones catalanes puedan
decir al mundo que son tratados de igual a igual por el “usurpador” gobierno
español. Cataluña es una región de España, situada en un estado democrático que
aplica leyes democráticas y ha de ser tratada por igual en todos los órdenes de
la vida, no como hasta ahora que ha sido muy beneficiada económicamente con el
dinero de todos los españoles.
El presidente socialista Felipe González ha visto tan rara esta maniobra que ha dicho públicamente que están en peligro las instituciones
democráticas de nuestro país, y Alfonso Guerra, su vicepresidente, ha escrito
un libro él mismo, y no con la ayuda de otra persona, como ha hecho Irene
Lozano, con el recién salido de Sánchez. Conocí a Lozano hace años, una trepa
con la que conviví una semana en un viaje que organicé hace muchos años -cuando
ella trabajaba como periodista en el periódico “El Mundo- a Nicaragua por indicación
de la Unión Europea. ¡Menuda elementa! Sí he conocido personalmente, el año
pasado durante un viaje a Galicia, a Carlos Espinosa de los Monteros, Alto
Comisionado de la Marca España, que no cobraba de su puesto de trabajo; ahora
la “negra” del libro de Sánchez es nombrada Secretaria de Estado como Alta
Comisionada de España Global y “sólo” cobra 70.000 euros, más coche oficial.
¡De nada!
Esta mañana hubo banderas españolas
de miles y miles de españoles llegados de los cuatro puntos cardinales del
país. Todos estaban contra el presidente del Gobierno español recordándole que
España es una sola nación- la más antigua de Europa- que convoque elecciones ya,
de acuerdo con sus mismas palabras en el Congreso de los Diputados.
Los barones socialistas están muy
descontentos. Esta mañana leía un artículo de Pilar Ferrer en el que dicen que
muchos ministros están en contra de la vicepresidenta Carmen Calvo, por las
continuas “cagadas” que está haciendo en su labor gubernamental, cediendo ante
los independentistas catalanes, haciendo lo que le dice el asesor presidencial
Iván Redondo, que ya lo fuera del popular José Antonio Monago en Extremadura, y
criticando al ministro Ábalos que es más ministro de Fomento que secretario de
Organización del Partido Socialista. Se ven ante unas elecciones autonómicas y les
puede ocurrir lo mismo que en Andalucía. Todo para sostener Pedro Sánchez, a un
mentiroso en el Palacio del Congreso de los Diputados que dijo que iba a
convocar elecciones generales en breve, como le ha recordado hasta un dictador
como es Nicolás Maduro, ya que quiere estar sentado en el sillón de Moncloa hasta
el año 2020. ¡Como para creerle! Las nobles ideas socialistas no se difunden así
entre el noble pueblo español.
Hice numerosas fotografías y me he
apropiado de una del diario El País, que da idea de la enormidad de la
manifestación. El Gobierno dijo que hubo entre 45.000 y 50.000 manifestantes;
por cierto, muy educados, sin ningún detenido, cristal de escaparate roto o una
papelera por los suelos. Los organizadores dicen que fueron 200.000. Hagan la media y consideren que “solo” han
sido 125.000.
El manifiesto por la unidad de
España y la convocatoria de elecciones ha sido leído por los periodistas Carlos
Cuesta, María Claver y Albert Castillón, concluyó con el himno nacional de España,
respetado por todos. Así se hace una manifestación. Después cada uno que piense
lo que quiera en un estado democrático, como es el Estado español. Aquí cabemos
todos, no sobra ninguno.
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