La Academia de las Artes Culinarias de Madrid, que
preside Joaquín Ruibérriz de Torres y Navarro Pingarrón, premió ayer en el
restaurante la Clave, en la calle Velázquez, 22, de Madrid a su dueño Tomás Gutiérrez
Román con el primer galardón “Premio a
la Excelencia Empresarial 2019” por su
labor en la promoción, fomento y divulgación de las artes culinarias de Madrid,
por su trayectoria profesional en el sector de la restauración, el
asociacionismo empresarial madrileña, por ser un gran embajador de los
productos agroalimentarios de España, y por la calidad y servicios excelentes
en sus establecimientos”.
Al llegar al restaurante La Clave, el grupo de académicos
se encontró con un ilustre cliente, el maestro Julio Aparicio, con quien nos
hicimos una foto para la posteridad, pues todos recuerdan en la historia del
toreo cortó cuatro orejas y un rabo la tarde de su alternativa, allá por el año
195o en la plaza de Valencia.
Posteriormente, en un apartado de La Clave, fue el
homenaje íntimo de los comentaristas gastronómicos al maestro de la restauración
española, Tomás Gutiérrez, quien estaba acompañado de su dinámica hija Ainhoa.
Tomaron la palabra Miguel Casas, de la “Guía Miguelín” y José Luis Santamaría,
de FEPET, elogiaron la labor de este empresario de la restauración.
Tomás llegó desde su Bornos natal (Cádiz) hasta Vallecas
con una maleta llena de ilusiones y mucha ganas de trabajar en lo que fuera,
incluso de camarero. A los cinco años montó su primer restaurante a medias, en
la calle Menéndez Valdés y después la cafetería Julpi, cuyo nombre se ha
quedado hasta hace poco tiempo. En 1996 adquirió el Museo Chicote, donde este
cronista le conoció en persona presentado por un buen amigo, Pedro Galindo,
cacereño de Portezuelo y por entonces presidente de la Federación Española de
Hostelería y director de la publicación “Industria Hostelera” En este bar -
museo de Perico Chicote, Camilo José Cela junto a Jaime Campmany y Francisco
Umbral crearon su Peña Literaria, y por la profesionalidad y el buen hacer la
cadena de televisión MTV y Campari lo eligen como el mejor bar de Europa. Tomás
preside la asociación hostelera “La Viña” y lleva ya cuatro legislaturas seguidas. Con
el tiempo, tuvo hasta 16 establecimientos abiertos, pero la última crisis
económica le obligó a cerrar varios de ellos. Hoy cuenta con dos restaurantes “La
Clave”, uno en la calle Velázquez, 22 de Madrid, donde se celebró el acto de
entrega del Diploma, y otro en la cercana
Tres Cantos. La labor de su gente de cocina y comedor es digna de elogio, tanto
que su jefe de cocina, Pepe Filloa, recibió el “Gran Collar de la Orden del
Culto de Paul Bocusse”.
Su hija Ainhoa, sentada a mi lado, me cuenta que el
nombre de la Clave viene de esta antigua carbonera de finales del siglo XIX
(año 1894) en cuyos bajos hay un arco con una piedra que es la clave que lo
sustenta todo.
Todos y cada uno de los miembros de la Academia de las
Artes Culinarias de Madrid le dedicamos unas palabras. Muchos de nosotros elogiamos
la labor de trabajo durante décadas de Tomás, pero también dijimos que tiene en
su hija Ainhoa una fiel seguidora de su labor. En mi corta intervención, le
recordé a Tomas quién nos presentó y que Perico Chicote fue un destacado miembro
del Skal Internacional de Madrid, entidad que tengo el honor de presidir y que
viene agrupando desde su creación el 4 de marzo de 1953 a los más destacados
profesionales del sector turístico madrileño.
Unos ricos torreznitos y una croqueta de pringá de
entrada, más una sopa de cocido y un cocido completo, excelentemente preparado
por Pepe Filloa y sus muchachos de la cocina, acompañado de un vino Castillo de
Pioz, a base de Tempranillo, Syrah y Cabernet Sauvignon, puso punto final al homenaje.
Como dato curioso, Pepe se presentó en la sala con una botecito del mejor
azafrán de su tierra manchega. https://restaurantelaclave.com/
1 comentario:
Los grandes empresarios, es frecuente que empiecen su andadura desde abajo, porque, como dice el refrán: "Hay que ser cocinero antes que fraile".
Me parece que el Curriculum de Tomás Gutierrez es impresionante, y que justifica plenamente este galardón. Le felicito muy efusivamente, y solo espero poder probar ese Cocido tan castizo y tan español que prepara su equipo.
Si, como leo, es, además, manchego, entonces le felicito por partida doble. En esas tierras del Quijote, he conocido a grandes personas, y tuve la oportunidad de comer muchos pistos y muchos cocidos, elaborados por las virtuosas manos de gentes muy queridas por mí.
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