Tras descansar después de la larga jornada viajera de ayer, el turista se dispone a recorrer otro trecho de este estado brasileño de Santa Catarina. En el día de hoy toca el Balneario de Camboriú y la ciudad de origen germánico Blumenau, al norte de Florianópolis, ya en el continente.
El Balneario de Camboriú tiene mucha fama entre los turistas brasileños y extranjeros. Para un español o turista vendría a ser algo así como Benidorm, torres y torres, grandes edificios muy modernos, pero sin ninguna personalidad ni atractivo. Tal vez mereciera la pena conocer el Cristo de la Luz, que arroja haces de luces de colores por la noche, pero como el viajero llegó por la mañana, nada pudo comprobar. Lo verdaderamente bonito para mí como persona procedente de Europa es la naturaleza virgen que aún se conserva.
Es conveniente acudir al Parque Unipraias, donde para desplazarse hay que tomar un teleférico. A una parte, detrás, los grandes y feos bloques de edificios; delante la vista agradece la enorme mancha de vegetación autóctona, no en balde en Santa Catarina se da la mayor superficie de mata atlántica. Los jóvenes tienen en lo alto de esta colina costera un parque de atracciones distinto al que conocemos: Se puede hacer arborismo, cruzando dos circuitos con 12 actividades en cada uno de ellos a alturas de más de 15 metros, o bien bajar en un coche sobre un raíl que estremece solo pensar a qué velocidad se va. Lo llaman “Yujuuuú” Lo mejor, la naturaleza, como ya he dicho: árboles y pájaros autóctonos que nos muestran el espectáculo de su diversidad.
Y un paso más y se está en la Playa Laranjeira una precioso arenal donde el viajero tomó un baño muy agradable en un agua templadita y deliciosa. Para ellos estábamos en otoño, pero para uno era primavera. Lo mejor de lo mejor.
Y de aquí a Blumenau, concretamente a la ciudad alemana. Nada más llegar a comer al estilo germánico, unas salchichas. En el Parque de la Villa Germánica se han construido unos edificios que asemejan a los del país centroeuropeo, no en balde ésta de Brasil la levantó el doctor Herman Blumenau en 1850. Como gran atractivo tienen la Oktoberfest, donde se reúnen diariamente más de 30.000 personas a beber cervezas fabricadas en el lugar.
En el mismo sitio a donde llegaron los colonizadores, en el siglo XIX, se halla el Museo de la Cerveza, donde se muestra la exposición de equipamientos utilizados para elaborar esta popular bebida. http://www.turismoblumenau.com.br/
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