3-4 de abril de 2010.
Este viajero ha pasado un buen trecho para llegar hasta Florianópolis, la sede del I festival de Video Turístico de Brasil. Tomo ayer el avión en Madrid a las 23 horas, un magnífico vuelo de la compañía aérea TAM, recaló en Sao Paulo a las 10,00 de la mañana (hora española), 5 de la madrugada hora brasileira.
Las combinaciones para Florianópolis no son muchas, por lo que tuve que esperar ahora, desde las 5 de la mañana hasta las 07,45 hora prevista para que saliera el vuelo hacia la capital del Estado de Santa Catalina, donde se espera llegar a las 9 de la mañana hora local; 2 de la tarde del día siguiente, 4 de mayo, en Madrid. Pues bien, el vuelo tardó en salir más de una hora porque estaban grabando el plan de vuelo al ordenador del avión (o al menos eso decían). El aparato salió a las 10, por lo que el viajero llegó al aeropuerto de Florianópolis a las 11 de la mañana; las 16 horas españolas. Así que hay que echar cuentas. Salí a las 23 horas del día 3 de mayo y llegue a mi destino a las 16 de la tarde (siempre hora española); en resumen, 17 horas viajando en avión.
Como dice el refrán español: “sarna con gusto no pica”, aquí estoy casi derrotado por el sueño, pero con bríos para comenzar la jornada, escribiendo estas líneas que son apuntes y que sirven para dar idea lo que al viajero le cuesta llegar a los sitios para poder disfrutarlos. Y para terminar, hay que preparar una ponencia sobre los medios de comunicación y el turismo en el siglo XXI. Ahora uno no está para esto, sino para intentar dormir y relajarse un poco.
Este viajero ha pasado un buen trecho para llegar hasta Florianópolis, la sede del I festival de Video Turístico de Brasil. Tomo ayer el avión en Madrid a las 23 horas, un magnífico vuelo de la compañía aérea TAM, recaló en Sao Paulo a las 10,00 de la mañana (hora española), 5 de la madrugada hora brasileira.
Las combinaciones para Florianópolis no son muchas, por lo que tuve que esperar ahora, desde las 5 de la mañana hasta las 07,45 hora prevista para que saliera el vuelo hacia la capital del Estado de Santa Catalina, donde se espera llegar a las 9 de la mañana hora local; 2 de la tarde del día siguiente, 4 de mayo, en Madrid. Pues bien, el vuelo tardó en salir más de una hora porque estaban grabando el plan de vuelo al ordenador del avión (o al menos eso decían). El aparato salió a las 10, por lo que el viajero llegó al aeropuerto de Florianópolis a las 11 de la mañana; las 16 horas españolas. Así que hay que echar cuentas. Salí a las 23 horas del día 3 de mayo y llegue a mi destino a las 16 de la tarde (siempre hora española); en resumen, 17 horas viajando en avión.
Como dice el refrán español: “sarna con gusto no pica”, aquí estoy casi derrotado por el sueño, pero con bríos para comenzar la jornada, escribiendo estas líneas que son apuntes y que sirven para dar idea lo que al viajero le cuesta llegar a los sitios para poder disfrutarlos. Y para terminar, hay que preparar una ponencia sobre los medios de comunicación y el turismo en el siglo XXI. Ahora uno no está para esto, sino para intentar dormir y relajarse un poco.
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